«Ruidos en bicicleta»
80 x 60 cm • óleo sobre tela •2022
«Ruidos en bicicleta»
80 x 60 cm • óleo sobre tela •2022
Artista visual interdisciplinario que desde la década de los años setenta ha trabajado permanentemente en la teoría y práctica de la sinestesia entre la música y la pintura. La obra de Jazzamoart, que esta llena de gozo, mexicanismos, garabatos y fuerza, y es contenedora de una personalidad poderosa y un lenguaje gestual, ha sido apreciada y reconocida en México, Canadá, Estados Unidos, Sudamérica, Europa y Asia.
Considerado por Raquel Tibol como un neorromántico y por Carlos Blas Galindo como un pionero de la expresividad. 1 El trabajo de Jazzamoart cuenta con participaciones y distinciones en museos y espacios como la Bienal Iberoamericana de Miami, Museo Reina Sofía en Madrid, Bienal Tamayo, Tour de la Bourse en Montreal, Trienal de Osaka en Japón, Premio Internacional de Dibujo Joan Miró en Barcelona, Premio del Festival del Centro Histórico en CDMX, Premio del Bicentenario de la Revolución Francesa, Bronx Museum of Art en Nueva York, Bienal de Beijing en el Museo Nacional de Arte de China, Rijksmuseum en Ámsterdam, Salones Nacionales de Pintura y Escultura en México, Phoenix Museum of Art en Arizona, Europalia en Bélgica, Museo del Palacio Bellas Artes y Museo de Arte Moderno en México, Hyogo Prefectural Museum en Japón, Museo Kereva en Finlandia, Museo MARCO en Monterrey, Museo Do Brinqueido en Portugal, Museum of Latin American Art en California y Becas del Sistema Nacional de Creadores, entre muchos otros.
Jazzamoart ha generado un legado cultural y un vasto cuerpo de obra en diversas disciplinas como la escultura en madera, mármol, bronce y cerámica, también en dibujos, tintas y gráficas, explorando constantemente el arte objeto y la instalación, pero el principal discurso conceptual y estético del creador guanajuatense es por medio de la pintura, del óleo y especialmente en cuadros de gran formato, profundizando y calando hondo en la creación de ruidos visuales, en la posibilidad humana de percibir a través de la mirada, las emociones creadas por la música, atrapar los sonidos en la tela, congelar las sensaciones sonoras. “El saxofonista Joshua Redman escribió, «La magia de la experiencia del jazz está en la imposibilidad de ser sustituida. Cada sonido es valioso porque nunca más se volverá a tocar, o escuchar, exactamente de la misma manera, en el mismo lugar, ni con la misma emoción». Jazzamoart podría decir lo mismo de su propia vida y arte.”2
La obligada revisión de la Historia del Arte y el contexto del arte contemporáneo invitó a Jazzamoart a tener como premisa el que, mas allá de la temática abordada, sea la pintura misma la protagonista de su obra, la pintura como medio de expresión, la pintura universal, la pintura de todos los tiempos. Por ello, las constantes variaciones a Rembrandt, Goya y Velázquez son un recordatorio, una actualización y revitalización de la pintura antigua, vinculándola a un género musical icónico de nuestra época. “De allá, desde el espacio donde reside para siempre el genio convertido en energía del universo, Rembrandt se asoma para sonreír gozoso, complacido ―parece que lo vemos―, a su colega Jazzamoart.” 3
La trascendencia del arte de Jazzamoart, va mas allá del campo de las artes plásticas, las acciones interdisciplinarias a través de escenografías, performance e improvisaciones visuales con jazzistas nacionales de la talla de Chilo Morán, Juan José Calatayud, Eugenio Toussaint, Olivia Revueltas, Héctor Infanzón, Iraida Noriega, Lila Downs e internacionales como Ray Charles, B.B. King, Diana Krall, Arturo Sandoval, Branford Marsallis o Wayne Shorter han aportado un elemento vital, aglutinador y enriquecedor en la escena y desarrollo del jazz.
Jazzamoart ha presentado su obra alrededor del mundo en mas de quinientas exposiciones colectivas e individuales, pero igual de importante que la aportación artística es la impronta humana y de estrecha colaboración, de enseñanza y diálogo con todas las personas involucradas en los procesos creativos y equipos de trabajo en talleres, museos, galerías o espacios alternativos, con los jóvenes creadores, con el movimiento del arte underground, con los colegas músicos y pintores… en fin, un camino de más de 45 años de autenticidad, lucha y compromiso con el arte, con la sociedad y con México. “La cuna de Diego Rivera fue también la de José Chávez Morado. Igualmente, la de Jazzamoart. Tres pintores, tres generaciones, diferentes momentos históricos y políticos… Rivera y Chávez Morado estuvieron atentos al paisaje y a numerosos motivos del México popular, Jazzamoart, como el tercer “grande” de los pintores del Bajío también lo está, pero al paisaje social que se descubre y emerge desde un motivo central del México que sigue siendo asimismo popular: la música.”4
1 Tibol, Raquel; Galindo, Carlos Blas; et al. La vida de la pintura 50 textos en torno a la obra de Jazzamoart, México, Editorial La Cabra Ediciones, 2019
2 Clee, Paul, Jazzamoart La soledad del Pintor, México, Editorial Turner, 2017
3 Leñero, Vicente, Jazzamoart Solo de Pintura, México, Editorial Tiempo imaginario, 2014.
4 Montemayor, Carlos, El arte jubiloso de Jazzamoart, La Jornada, 24 de diciembre de 2008.
Por: Dominique Legran
No se puede entender el gran talento del maestro Jazzamoart, si no se conoce su afición obsesiva por el jazz. Así que iremos por los caminos sinuosos, siguiendo los pasos de su improvisación creativa, basada en la realidad, escapándose por doquier.
En una de nuestras conversaciones, aparecida en el libro La vida de la pintura Jazzamoart me contó que le fascinaba el dripping, ese goteo que cae en la pintura, aunque ahora ya logre controlarlo, lo sigue corrigiendo cuando no encaja o se sale del ritmo que busca.
Así le pasa a este músico con su bici, con la mano izquierda conduce, y con la derecha toca su saxofón, al parecer bajo la lluvia o en una noche pirotécnica. El ciclista no puede caer, ya que la nota lo sostiene. Y ¿Cuál será esta nota?
La nota azul, claro, la famosa Blue note.
En el jazz y en el blues, “the blue note” es una nota cantada o tocada con una ligera disminución de un medio tono, lo que permite crear disonancias y un sentimiento de queja.
Pero esta expresión aparece también en una conversación entre Delacroix, George Sand y Chopin. “La note bleue” es entonces una nota que da en sí misma el color o del momento. Aparece en Chopin como una prolongación de algo qué pasó en los preludios que se hacían antes de tocar la obra, como un eco indefinible.
De Delacroix à Jazzamoart, del romanticismo al expresionismo abstracto, circula la nota azul, misteriosa y tan presente, relacionada a menudo con el blues, o el “ nostos” de los griegos ( padre de la nostalgia) , la pena de verse alejado de la patria o de los amigos, lo que está tan lejos de ser el caso de Jazzamoart como propio quizás de este músico, solo en su bici, tocándole a la luna.