Obra de Arturo Lazcano para Cultura en Bicicleta
La bici es afrodisíaca
¿ Qué hubiera pensado el barón Karl Drais (1785-1851) , inventor de la máquina precursora del velocípedo, al saber que su invención se transformaría en erupción volcánica? Es lo que le pasa a La Rueda veloz de Arturo Lazcano, en donde predomina la gesta telúrica en la subida de los colores como aspirados por el cielo, en una visión llena de impulso vital, la “expresión directa de la emoción individual” que caracteriza la abstracción lírica y en particular su vertiente americana.
Este movimiento privilegia la línea y el color sin referencia al contexto histórico- social o a las ideas filosóficas. Tal parece ser el caso de este lienzo grande pero también uno puede pensar que su fuerza creativa, el impulso de sus tonalidades y formas y su audacia estética lo oponen a las pulsiones de muerte que parecen tristemente renacer en las guerras que nos rodean.
Es una obra de pura poesía visual. Evoca por su elevación e iluminación una catedral gótica, con vitrales radiantes. Tiene también una dimensión sensual de explosión priápica, hasta en la lactescencia cristalina del núcleo central.
Pues sí, en este contexto, la bicicleta es indubitablemente afrodisíaca.