«Rueda veloz»

132 cm x 102 cm • Técnica mixta sobre papel • 2022

Arturo Lazcano

Nace el la ciudad de México el 9 de agosto de 1970, Realiza sus primeros estudios de pintura en la escuela de iniciación artística 4 del INBA, posterior mente viaja a Europa y permanece un año estudiando la gran pintura de los museos europeos, expone de manera individual el la ciudad de Bordeaux, Francia, en las galerías Mansión de Perú y universidad Michel de Montaigne.

Regresa a México en 1994 y conoce al pintor ruso Vadimir Kibálchich Rosakov (Vlady). Con Vlady estudia la técnica Veneciana, temple Óleo y la lógica de los materiales es asiduo al taller de Vlady de 1995 al 2005. Asiste paralelamente al estudio del pintor Gilberto Aceves Navarro y cursa Dibujo bajo su tutela.

Cuenta con más de 70 exposiciones colectivas y 30 individuales, en las que destacan, Museo de la estampa, Museo León Trotsky, Museo del Chopo, Galería Pi, Museo de la ciudad de México entre otras.

En 1999 comienza su incursión en la pintura escénica, participa hasta la fecha en las más importantes producciones cinematográficas como pintor escénico y pintor de vestuario, su trabajo más destacado lo realiza en las producciones como Apocalipto,Troya, Residet Evil 3, Frida, Asi es la Vida, Roma, Spectre James Bond, Los 33, Limbo, Rudo y Cursi, El diablo entre las piernas y otras producciones.

Actualmente sigue su tarea como pintor escénico y de caballete.

Por: Dominique Legran

La bici es afrodisíaca

¿ Qué hubiera pensado el barón Karl Drais (1785-1851) , inventor de la máquina precursora del velocípedo, al saber que su invención se transformaría en erupción volcánica? Es lo que le pasa a La Rueda veloz de Arturo Lazcano, en donde predomina la gesta telúrica en la subida de los colores como aspirados por el cielo, en una visión llena de impulso vital, la “expresión directa de la emoción individual” que caracteriza la abstracción lírica y en particular su vertiente americana.
Este movimiento privilegia la línea y el color sin referencia al contexto histórico- social o a las ideas filosóficas. Tal parece ser el caso de este lienzo grande pero también uno puede pensar que su fuerza creativa, el impulso de sus tonalidades y formas y su audacia estética lo oponen a las pulsiones de muerte que parecen tristemente renacer en las guerras que nos rodean.
Es una obra de pura poesía visual. Evoca por su elevación e iluminación una catedral gótica, con vitrales radiantes. Tiene también una dimensión sensual de explosión priápica, hasta en la lactescencia cristalina del núcleo central.
Pues sí, en este contexto, la bicicleta es indubitablemente afrodisíaca.