Obra del maestro Fernando Aceves Humana para Cultura en Bicicleta.
Aparentemente, es una simple bici sobre fondo gris, un objeto de la vida cotidiana, desprovisto de cualquier sentimentalidad. Pero no hay una bici, son dos, la sombra en efecto zigzaguea más que lo “original”. La de abajo tiene algo de Giacometti, un fondo de temblor, mientras que la de arriba se ve tranquila, inmóvil, en buen estado y en reposo, por así decir. Es de notar que no hay ciclista.
No se evoca la velocidad sino la permanencia, la del hierro y la de cierta luz exterior, cierto momento del día que justifica la presencia de la sombra. Los trazos gruesos se oponen a los de abajo, que se ven como huidizos. La sombra misma, en cambio, provoca una sensación de desorden, de accidente.
Por el marco austero, uno puede imaginarse que se refiere al cine neorrealista italiano, más precisamente al “ladrón de bicicleta”. Se puede imaginar lo que uno quiere, que la deformación de la sombra se debe a la lluvia, que el dueño se fue al encuentro de su amada que luego se sentará atrás en la bici, todo, pues, lo que hay en la arqueología de esta bicicleta cuya composición evoca una foto de los tiempos pasados.