Obra de Barry Wolfryd, para Cultura en Bicicleta.
Las obras de este artista radicado desde hace mucho tiempo en México se ambientan en los años 50 – 60 del siglo pasado, cuando empezaba apenas el reino de la publicidad en Estados Unidos. Imágenes pre pop, recortes de revistas
Glamour o popular, iconos del sueño americano formaron la base de sus primeras exposiciones, generalmente en gran formato.
Barry últimamente se inclina hacia la representación de un universo de fake news, donde siempre nacen nuevas narrativas destinadas a engañar a la gente. Hay mucha referencia al mundo del hampa, a las pandillas con su pasión por el tatuaje, símbolo del poder y afirmación de la violencia del que los lleva, y de sus cómplices. Los tatuajes, como la señal con la bici aquí, son a la vez iconos, signos y mensaje dirigidos al otro: amigo o enemigo.
Otras referencias permanentes son la prensa amarilla y el mundo de la infancia, bien presentes aquí en el gangster de celluloid. La narrativa de Barry es múltiple, generalmente él no desvela la suya, pero le encanta que el espectador se haga una “movie” a partir de los elementos que están a la vista. Por ejemplo: “Me acusan de haber robado la bici de noche en el bosque. Es cierto, pero nadie me vio” o “el ciclista sueña con un bistec en forma de T-bone pero en esta sociedad vegana es un steak de ramas” etcétera…
Para terminar, esta señal del ciclista puede avisar qué hay que disminuir la velocidad pues puede también provocar un accidente al irrumpir tan bruscamente en el paisaje.
De la perversidad de las imágenes y las señales, nos advierte esta composición con marco clásico y kitsch a la vez.