Correspondencia desde Nantes, Francia: la línea verde
En esta ciudad donde me toca vivir por un rato, vi en la acera una línea verde muy estrecha y me puse a caminar sobre ella, hasta que apareció una señal: SUIVEZ LA LIGNE VERTE.( SIGA LA LÍNEA VERDE). Estaba cerca del mercado central y como era temprano y hacía mucho frío, entré. La línea me llevó a los autómatas de Gavin Prike, una serie de 10 androides o robots interpretando una historia de amor, situados cada uno encima de las diferentes entradas del mercado. Esta línea, ideada por la sociedad pública” El viaje a Nantes”, forma parte de un plan para descubrir la ciudad caminando, sus plazas y monumentos, su historia, su arquitectura y también obras encomendadas a varios artistas contemporáneos.
En el jardín botánico pasé del gigantesco (6 metros y pico) hombre de madera bañado en agua y orinando suavemente al depodepo, una ciudad tipo pitufos donde los niños pasean dentro de grandes macetas de flores que se supone pertenecen a un gigante jardinero y vi en lo alto de los árboles unos personajes humorísticos que me sonreían (Fililí Viridi), obras todas de artistas locales.
Esta línea que aparece de repente en las aceras tiene otra virtud: te lleva a deambular, errar, vagar y divagar también al azar. Así es como descubrí el primer café en donde se tocó jazz en Francia… en !1918!
En la ciudad en la que nació Julio Verne, este plan turístico impregnado de poesía y de misterio nos lleva a sentir que Nantes no es por nada la segunda ciudad surrealista de Francia, no solo por su famoso passage Pommeray, obra emblemática del Art nouveau, sino también porque en ella nació Jacques Vaché, el inspirador de Bretón y en ella estudiaron Benjamín Peret (del movimiento que vivió en Mexico con Remedios Varo y tradujo al francés el libro del Chilam Balam de Chumayel ) y Julien Gracq, el único novelista del monumento y uno de los más grandes escritores franceses.
Por más información googlear “Le voyage à Nantes” o “La ligne verte à Nantes».