Skip to main content
Textos y dibujo-collage: Wilfredo Carrizales

Textos y dibujo-collage: Wilfredo Carrizales

1

Por allí, a la derecha, no, hacia arriba. ¡No, no! Retrocedan y a la izquierda… Bici, bici y ella pedalea y palidece. Bici, bici y él se lanza en ascenso y queda deslucido. Señala, señálalos: que la oscuridad no los envuelva. Apunta con tu dedo índice y que ellos dos logren bicromía.

2

¡Inventen de nuevo el pedal! Observa: él casi duplica las ruedas. Ataca la subida, se acopla, busca los piñones con la velocidad de las agujas de los pinos. ¿Y ella? De prisa va de compras y llenar quiere su cesta. No son muelles sus tensiones. ¿Y por qué entre ellos dos no forman cadena y se propulsan raudos? El horizonte se les horquilla y les sella los sillines. Tu voz no les alcanza.

3

Luz roja postrera en el semáforo. ¡Cuidado! ¡Atención! ¡Ojo avizor! No llevan equipaje y han perdido las bolsas. ¿Y ahora? ¡Llanto de las llantas! Deben inflar su ánimo y cambiar hacia una velocidad no tan peligrosa. ¿Quién manda a quién? ¿La palanca del desánimo? Si hubiera un tambor para brujulear su ruta con total éxito y a tiempo. ¡Transmíteles tu opinión! ¿No escuchan? ¡Que no queden en lo blanco! ¿Acaso van balbucientes, con la base de las quijadas floja?

4

Los manubrios se comenzaron a endurecer. ¡Alerta! Ella parece que lo notó y respira aliviada. Pero, ¿él? Frena en el ascenso y eso lo torna poco flexible. ¡Acerquemos un farol para ambos! La calle se raya, se cubre de sombras raras. ¡Hay que volar trepados encima de los pedales y basta de puntos muertos! ¡Que se nivelen y se acoplen al mandato de las horas, a su perfecta circulación!

5

Una gran carrera por llegar sin retraso al mercado. ¡En casa ya no hay víveres y los niños tienen hambre y exigen comida! Aumentan el pedaleo: veloces como una cámara de cine. El desarrollo de la acción continúa y las luces proyectan sus figuras bidimensionales, carentes de altura, pero plenas en su bicromía. ¡Y van pensando en los platos que prepararán de vuelta al hogar!

6

Ese par de ciclistas, gregarios en su ronda, fortificados en el vaivén de los colores. ¡Y el encaje de las flechas que los guían! ¡Y ahí les incita el esprintar y sus relojes se ponen a tono!  Períodos semejantes para similares pedaleadores. Y el azul los seguirá mañana al igual que hoy y en los días subsiguientes los seguiremos mirando inmersos en un índigo que permea su cuadro.

 

7

Ya los vemos regresar, ya les oímos su respirar de cansancio. Mas ahora, la luna en sus extremos les acompaña y toca el timbre y las bicicletas se aligeran: pájaros nocturnos a ras del suelo, picoteando los bordados del pavimento en busca de sus señales de inquietud.

 

 

Acerca del autor

Leave a Reply