Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956). Es poeta, narrador y ensayista. Doctor en Literatura Rumana por la Facultad de Letras de la Universidad de Bucarest. Está considerado el más importante escritor rumano de la actualidad.
Colaborador habitual de prensa y otros medios, Cartarescu logró con su primer poemario, El Levante, hacerse con uno de los principales premios de Rumanía. Es un ensayista muy respetado y todo un experto en literatura posmoderna. El Levante (1990; Premio de la Unión de Escritores Rumanos), que Impedimenta recuperó en 2015, en una versión especial preparada por el autor. Dio el salto a la narrativa con el volumen de cuentos Nostalgia (1993; Impedimenta, 2012; Premio de la Academia Rumana), que se abre con su célebre relato «El Ruletista» (publicado de modo independiente por Impedimenta en 2010). Le siguió Lulu (1994; Impedimenta, 2011), novela tortuosa y genial que indaga en el misterio del doble, y que le valió el Premio ASPRO. Su trilogía Cegador (1996-2007) supuso su consagración literaria y le ha procurado premios como el Gregor von Rezzori y el Thomas Mann; Impedimenta ha publicado la trilogía completa El ala izquierda, El cuerpo y El ala derecha, en 2018, 2020, 2022, respectivamente; Cabe mencionar su libro de cuentos Las Bellas Extranjeras (2010; Impedimenta, 2013; Premio Euskadi de Plata de Narrativa), así como El ojo castaño de nuestro amor, un volumen de relatos autobiográficos que nos permite entender el conjunto de su obra. Su novela, Solenoide (2015; Impedimenta, 2017), considerada su proyecto más maduro hasta la fecha, fue incluida en el listado de los mejores libros del año por la prensa cultural española e iberoamericana. En 2021 aparece en español Poesía esencial, una recopilación de poemas seleccionados por el propio autor y escritos durante sus primeros años creativos. En 2018 fue galardonado con el prestigioso Premio Formentor de las Letras, y ha obtenido galardones de la importancia del Leipzig Book Award for European Understanding, el Premio Gregor von Rezzori, el Premio Thomas Mann, el Premio del Estado Austriaco a la Literatura Europea. Es el autor rumano más apreciado en el extranjero, sus textos han sido vertidos a más de una decena de idiomas. Es el autor rumano más apreciado en el extranjero, y hay quienes consideran que podría ser el primer escritor en lengua rumana en obtener el Premio Nobel de Literatura. En 2018 Cărtărescu fue galardonado con el prestigioso Premio Formentor de las Letras. Y acaba de ser nombrado Premio FIL de Literatura y Lenguas Romances por lo que ha catalogado como “una prosa desbordante que combina elementos fantásticos y realistas”, uno de los principales galardones literarios internacionales, que entrega la Feria del Libro de Guadalajara a autores en lenguas romances.
Cărtărescu ha dicho esta mañana, a través de una videollamada, que recibir el premio, dotado con 150.000 dólares, “es un gran honor y un privilegio” y ha expresado su admiración por la literatura latinoamericana y por la obra de los escritores mexicanos Carlos Fuentes y Juan Rulfo, al que ha llamado “el Kafka mexicano”.
En una entrevista concedida a la prensa reafirmó la importancia que tienen sus sueños en su producción literaria, desde que en 1973, a los 17 años, comenzó a escribirlos en su diario personal. Desde entonces, cada mañana, al despertar, recoge en ese cuaderno el sueño de la noche anterior, lo que él ha llamado “una vida onírica que es sumamente importante”. El autor ha contado que la pasión de los sueños ha venido de su madre, una mujer sin estudios que en su juventud fue una campesina, pero que le contaba a él y a su hermana lo que soñaba. “Los sueños son una parte importante de mi vida. El arte del sueño lo aprendí de mi madre, que tiene 93 años, y es una maravillosa soñadora, con sueños extraordinarios”, ha explicado el autor. “Los sueños no son algo místico”, ha agregado, “sino algo real y la base para mis cuentos cortos y novelas”.
El escritor también se ha referido a la importancia de la poesía en la literatura, sobre todo en tiempos difíciles tras el paso de la pandemia de la covid-19 y la invasión de Rusia en Ucrania. Cărtărescu ha dicho que “la poesía está para ayudar a las personas en tiempos de tristeza”. Para el autor, la poesía “ayuda al ser humano a sobrevivir en los momentos de crisis, dándole una gota de belleza. Necesitamos la poesía porque nos pone en contacto con la empatía, el valor y la humanidad en estos tiempos tan difíciles”.
La capital e Jalisco fue nombrada como la Capital Mundial del Libro por la UNESCO y las autoridades han confirmado que durante este año se realizarán 1.300 actividades en torno al libro, cuya momento cumbre será la FIL. El novelista Martín Solares, encargado de la programación de estos encuentros literarios, ha afirmado que “la FIL es la hoguera, Guadalajara, Capital Mundial del Libro, pretende ser la chispa que mantenga viva a la literatura el resto del año”.
Algunos de sus libros:
El levante
Comenzó a escribir El Levante en 1987, cuando era un amargado profesor en una escuela de barrio en Bucarest. Recién casado y con una hija pequeña, escribía en la cocina, en su máquina de escribir Erika, sobre un mantel de hule; con una mano tecleaba y con la otra mecía el cochecito de la niña.
Concluyó la obra pocos meses antes de la caída del comunismo, sin soñar siquiera con la posibilidad de publicarla. El resultado fue uno de los experimentos poéticos más fascinantes escritos jamás: una epopeya heroico-cómica, que es también una aventura a través de la historia de la literatura rumana, que sigue la técnica utilizada por James Joyce en el capítulo del Ulises «Los bueyes del sol». Pero no hace falta conocer la literatura rumana para disfrutar como un niño de las aventuras del poeta Manoil, de Zotalis, de la bella Zenaida, del temible Yogurta, de los piratas y ladrones que pululan por las aguas del Mediterráneo, y de acompañarles en su propia Odisea, plagada de batallas, amores y deserciones. Un delicioso escenario bizantino donde se confunden realidad y ficción, y un cautivador relato que invita a una lectura gozosa, pueril, inolvidable.
El ruletista
Constituye uno de los más brillantes hitos narrativos de la reciente literatura europea. Esta pieza, tan breve como intensa, narra la improbable historia de un hombre al que nunca le ha sonreído la suerte, un desarraigado que sorprendentemente hace fortuna participando en letales sesiones de ruleta rusa. Multitudes enfervorecidas, presas del morbo, guardan cola para participar en las ceremonias de muerte y redención en que se convierten sus apariciones, y que dan paso a la histeria colectiva. Un escritor moribundo que conoció al Ruletista en su juventud intenta explicar cómo ese hombre insulso termina convirtiéndose en alguien inmortal y aparentemente inexpugnable, cuando en realidad en él solo anida el más desesperado espíritu de la autodestrucción.
Solenoide
Es una novela monumental en la que resuenan ecos de Pynchon, Borges, Swift y Kafka. Estamos ante el largo diario de un escritor frustrado que desgrana su infancia y su adolescencia en los arrabales de una ciudad comunista, devastada, gris y fría —una Bucarest alucinada, dotada de una melancolía abrumadora—. Profesor de Rumano en un instituto de barrio, con una carrera literaria fracasada y una profesión que no le interesa, compra una casa antigua con forma de barco, construida por el inventor de un solenoide, que alberga una extraña maquinaria: un sillón de dentista dotado de un tablero de mandos. Pronto intima con una profesora que ha sido captada por una secta mística, la de los piquetistas, que organizan manifestaciones nocturnas por los cementerios de la ciudad y por la Morgue. Mientras tanto, el narrador se enfrenta a alucinaciones que le revelan la verdad de su existencia. Solenoide es la piedra de toque en torno a la que gravitan el resto de las ficciones de Cartarescu. Una obra que atrae todas las pistas, los temas, las obsesiones literarias de un autor genial que se ha ido convirtiendo, poco a poco, en un escritor de culto.
El ala derecha. Cegador
Rumanía, plena década de los 60: la modernidad llega con cuentagotas a la balcánica República Socialista, pero el niño Mircea recrea un universo imaginario ultramoderno en torno a las visiones que imagina desde la ventana de su habitación, en su Bucarest natal: una extraña mezcla de autobiografía onírica y de saga familiar «edípica», un mixto de mundos soñados que, en palabras del crítico Andrei Codrescu, «tiene su lugar reservado junto a la obra de Proust, Kafka, Borges y Cortázar».
Lulu
(1994, Premio de la Unión de Escritores Rumanos, Premio ASPRO), Cartarescu despliega su versión de la figura del artista adolescente en la persona de Victor, un escritor asocial y torturado que parece sacado de una obra de Proust, y que vive obsesionado por Lulu, uno de sus compañeros de liceo que, disfrazado de mujer y aprovechando la fiesta de clausura de un campamento de verano en 1973, lo fuerza a un contacto sexual. Recluido en una villa de los Cárpatos, y ya convertido en un escritor de éxito, Victor intenta exorcizar a través de la escritura a los monstruos que devoran su alma. El juego del doble —encarnado en Victor, el escritor enfrentado a su «hermana gemela», la niña amputada—, de larga tradición en la literatura moderna, alcanza en Lulu una dimensión que hace de esta novela una auténtica obra maestra.
Poesía esencial
Cărtărescu, antes que el magistral narrador que conocemos, fue un joven poeta. Miembro del grupo de escritores rebeldes conocido como «la generación de los blue jeans», la poesía significaba para él una forma especial de ver las cosas. Un insecto, un puente o una ecuación matemática; una frase de Platón o un principio de biología; una sonrisa o un koan del budismo zen: todo era poesía. Cărtărescu escribió cientos de poemas durante su juventud. «Devorábamos pan con poesía. Nuestro mundo era el dolor, pero también era la belleza. Y todo aquello que es bello e ideal es poesía.» Pero llegó un día, cuando tenía alrededor de treinta años, en el que decidió que no volvería a escribir ni un verso más en su vida. Sin embargo, Cărtărescu nunca dejó de ser poeta y su legado permanece.
Un poema:
ELEGÍA. SEGÚN CATULO
vendrá la muerte. los tallos ennegrecerán.
las fotografías conservarán una respiración negra.
las aguas se extenderán sobre los cuerpos de los insectos.
el segundero del reloj se retorcerá como una uña
sobre el pezón.
ojo de cristal, qué harás sin un lugar
para hacer el amor, porque solo las piedras
dejarán que las nubes se hinchen y estallen
en sudor negro sobre un rostro callado.
nos dispersaremos, amor, en la oscuridad del manómetro
y de la ballesta de aluminio, en un estrato donde los peces
abren su boca sedienta hacia el agua remachada
con pernos y viento.
reiremos en negro entre los dedos llenos de labios
cuando nos arranquen la aguja y la piel de las mejillas
y amarnos no podremos, separados
por la manta de barrotes. ¿qué haremos
allí en el aliento de los carburadores de acetileno
bajo una sangre oscurecida
por los reflectores negros de los fósiles?
las fotografías abrirán con lentitud los pétalos
al viento que esparce en los raíles del tranvía
nieve y órganos desperdigados