Un proyecto de La Galera Teatro y Pasionaria Laboratorio Escénico, con el apoyo de IBERESCENA. Con la dramaturgia y la dirección de Diego Fernando Montoya y las actuaciones de René Lovo y Omar Renderos
Una bala, el pecho de un hombre, un soplo, voces y después, la noche.
¿Qué nos convierte en mártires o en parias? El dramaturgo y director colombiano Diego Fernando Montoya desentraña esta incógnita en ROMERO. Después, otra vez, la noche; una puesta en escena de La Galera Teatro, de El Salvador y Pasionaria Laboratorio Escénico, de Colombia, con el apoyo del fondo iberoamericano para la creación de espectáculos de las artes escénicas de IBERESCENA, que tendrá una breve temporada del 6 al 28 de septiembre —los miércoles y jueves a las 20:000 horas, en el Foro Alternativo del Centro Cultural Helénico–
ROMERO. Después, otra vez, la noche es el resultado de un proceso de laboratorio teatral en torno a la figura de Monseñor Romero (1917-1980), un arzobispo salvadoreño reconocido por su trabajo humanitario y su lucha contra la pobreza, la represión y la crueldad en su país.
Ya el propio texto de la obra deja entrever su espíritu combatiente: “El 24 de marzo de 1980 todos estábamos en algún lugar y en un instante, sin saber que todos los lugares y todos los instantes son los mismos, sin pensar que nuestros cuerpos caían exhalando un último amén, sin pensar que eran nuestras propias manos las que apretaban el gatillo, sin darnos cuenta de que nosotros mismos éramos esa bala calibre 22 que cruzaba por centésimas de segundo hacia nuestro propio pecho”. Así, en la poética de estas palabras y en una serie de diálogos provenientes de la entraña, el drama indaga en los acontecimientos políticos, sociales y culturales relacionados con el asesinato de Monseñor Romero.
Este proyecto de investigación y creación se desarrolló entre Cali, Colombia y San Salvador. Sobre el proceso teatral, Diego Fernando Montoya, apunta: “Se trata de una indagación sobre el mal, pero también sobre el sacrificio. Partimos de los breves minutos de un acontecimiento: un asesinato. Y desde allí, como si se tratara de una alteración paradigmática del tiempo, fuimos hacia adelante, hacia atrás: entre lo documental y lo ficticio, entre la historia social, política y personal, escudriñando la trayectoria de ese hecho, como si siguiéramos la trayectoria de la bala que lo originó”.
Sobre la construcción dramatúrgica, el director precisa que “el punto de partida son los dos personajes que lo protagonizan: Monseñor Romero y uno de los mercenarios que perpetró su crimen. Fuimos ellos, y también nosotros, para cuestionar la acción misma de representarlos, para interrogarnos sobre cómo la historia nos configura y cómo la ineludible fuerza de los acontecimientos nos empuja a la acción”.
El equipo creativo se completa con el talento de Raquel Cañas en la asistencia de producción; Diego Fernando Montoya Serna en el concepto sonoro; Javier Río en la escenografía; David Osegueda en el diseño gráfico; Armando Rodríguez en la memoria audiovisual; Alejandro Cañas en las fotografías; Omar Renderos en la difusión; René Lovo en la producción ejecutiva y La Galera Teatro en la producción general.