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“Yo, pecador, a orillas de tus ojos, miro nacer la tempestad”… Así comienza uno de los mayores poemas de amor de la lírica mexicana del siglo XX…en el que se describe el paso del hombre por el mundo, desde el amor a la mujer como algo crucial…hasta la muerte.

Se trata de un fragmento del poema “Responso del peregrino” de Alí Chumacero, que el pasado 9 de julio fue recordado por el aniversario de su natalicio, sucedido en 1918 en el municipio de Acaponeta, en el estado de Nayarit, y que este 2021 cumplirá 11 de años de haberse marchado de este mundo, pero que sabemos, como sucede con los personajes esenciales de nuestra literatura, siempre estará a nuestro alcance gracias a la poesía que escribió, a su crítica literaria, y a sus habilidades intelectuales ante los libros que editó…

Vamos a recordar a este hombre ante todo poeta, luego ensayista, gran lector, bibliófilo, promotor de escritores, y decididamente con una gigantesca vocación editorial, un editor mexicano que durante más de 50 años laboró en nuestra editorial: Fondo de Cultura Económica.

Tres libros fueron suficientes para que Alí Chumacero se convirtiera en una leyenda de la poesía mexicana: Páramo de Sueños publicado en 1944; Imágenes desterradas en 1948 y Palabras en reposo en 1966. Libros breves que rozan la perfección de una pieza de arte, logrados después de muchas revisiones y correcciones, en un poema podía tardar ocho meses. Poemas de muchas lecturas, poesía para leer en voz alta, crepuscular y a veces desolada donde el amor es parte esencial y allí penetra al dolor, a la tristeza, y de manera adversaria conoce la salvación: cuándo el hombre ha conocido el pecado, se sabe ya condenado al sufrimiento y a la muerte.

En sus temas esta también el sueño, el tiempo, la identidad, el destino del hombre y el erotismo.

Octavio Paz escribió sobre este poeta en el prólogo a la antología Poesía en movimiento.

“Concentrada, reconcentrada, encerrada en un lenguaje de escamas y suntuosas opacidades, la poesía Chumacero es una liturgia de los misterios cotidianos, el velorio, el salón de baile, la alcoba de los amantes, el cuarto del soltero. Sitio públicos, sitios secretos, lugares de la infamia o de la consagración”.

En la obra de Chumacero esta la influencia de la Biblia, los clásicos españoles, los contemporáneos Xavier Villaurrutia y José Gorostiza o los extranjeros por Paul Valéry, Sain-John Perse, Rilke, T. S. Eliot,Mallarmé o Jean-Paul Sartre.

Después de los 40 años Alí Chumacero no escribió más poesía porque decía que ya no podía acceder a ese género literario que adjudicaba a la juventud.

Alí Chumacero Lora, fue un hombre de apariencia solemne y voz firme, y alturas que lo hicieron destacar por su agudo sentido del humor, una de las sabidurías literarias y vitales más risueñas y joviales, una personalidad impetuosa que animó durante décadas la vida cultura de México y fue un destacado miembro de la fauna bohemia hasta sus 92 años cuándo murió a consecuencia de una neumonía.

“Se ha dicho que mi poesía – le contó a Marco Antonio Campos- no se parece a mi carácter. Que es pesimista y desoladora.

Nacido en Acaponeta, un pueblo costeño casi a la orilla del mar. Fue el tercero de seis hijos Alí Chumacero y María Lora. Contaba que su abuelo vio una revista extranjera en la que aparecía un niño árabe que se llamaba Alí, le gustó el nombre y así le puso a su padre, y su padre a él. Su apellido, Chumacero, vienen de una pareja española que llegó a Tlaxcala en 1837, donde nació en México el primer Chumacero, y el hijo de éste, fue su abuelo, un abogado dedicado a la minería, que emigró a Nayarit.

El padre de nuestro poeta era comerciante, le gustaba leer, tenía una pequeña biblioteca, y amaba también la música. En la Escuela de su pueblo natal Alí Chumacero comenzó la primaria, pero al poco tiempo se estableció en Guadalajara y se matriculó en el Colegio López Cotilla, donde concluyó sus primero estudios.

Ingresó a la Escuela Preparatoria de Jalisco de la Universidad de Guadalajara en 1932, para cursar la secundaria y el bachillerato.

Migró a la ciudad de México para ingresar a la UNAM.

“Dejé los estudios y me dediqué al vagabundeo y a la literatura. Leía mucho… aunque siempre fui desordenado y goce de la vida”, solía decir

En México vivió en una vecindad del barrio de Tepito, y para sostenerse se puse a ganar un poco de dinero haciendo pequeñas cosas; entonces su papá nunca lo desamparó, le mandaba algunos centavos, poquísimos pero de esa manera pudo vivir y dedicarse a las letras.

Radicó en la capital del país desde 1937… Asociado con José Luis Martínez, Jorge González Durán y Leopoldo Zea, publicó la revista Tierra Nueva, allí se inició en la tipografía, oficio que se convirtió en su profesión, y dio a conocer, su “Poema de raíz amorosa” en el que ya está ese bosque de símbolos:

antes, antes, muy antes.

Cuando aún no había flores en las sendas porque las sendas no eran ni las flores estaban; cuando azul no era el cielo ni rojas las hormigas, ya éramos tú y yo.

El poema está dedicado a la que fue su esposa, Lourdes Chumacero, quien fue una reconocida galeristas, y con quien procreó cinco hijos.

Colaboró en diarios como El Nacional…Acompañó a Fernando Benítez en fundación del que fuera el gran suplemento cultural “México en la cultura” del periódico Novedades..

Fue Becario del Centro Mexicano de Escritores, del Colegio de México, y en 64 ingresó como académico de número en la Academia Mexicana de la Lengua,

Su trabajo en el departamento de producción del Fondo de Cultura Económica le permitió la revisando los manuscritos de autores como Alfonso Reyes, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Salvador Elizondo, Juan José Arreola… más de los grandes que han publicado en esta casa editorial desde la segunda mitad del siglo XX…

Cuentan que cuándo revisó Pedro Páramo una de sus pocas observaciones que le hizo a Rulfo fue el inició en el que decía: Vine a Tuxcacuesco porque me dijeron que allá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”, y Alí le sugirió que cambiara el nombre del lugar por: Comala…

Parte de sus reseñas literarias están en Los momentos críticos, editado por el Fondo de Cultura Económica una obra recopilada por Miguel Ángel Flores.

Alí se dedico a coleccionar libros. La pasión que sentía por ellos era tan grande que llegó a tener un acervo de más de 46 mil volúmenes, incluyendo primeras ediciones y obras sumamente raras.

Por su trayectoria como poeta recibió los más importantes premios de los escritores mexicanos, como el Xavier Villaurrutia, el Premio Internacional Alfonso Reyes, el Nacional de Lingüística y Literatura, la Medalla Belisario Domínguez y el primer premio de poesía Gatien Lapointe-Jaime Sabines de Québec y México en 2003.

Recibió el doctorado honoris causa de la Universidad Autónoma Metropolitana; el Reconocimiento al Mérito Editorial, de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara; y en 2008, con motivo del noventa aniversario de su nacimiento, se reeditaron sus libros, se emitió un billete conmemorativo de la lotería nacional en su honor, se dio su nombre a una librería Educal en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y se le nombró hijo distinguido del estado de Nayarit. Acaponeta fue entonces una fiesta!

Tomaba su primer whiskie a las 12 del día, y decía que su secreto para conservarse sano y feliz, fue ir todas los mañana al vapor, así como conversar con las muchachas.

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