Por Dominique Legrand
El futbolista Lilian Thuram cuenta como aprendió a ver el arte a los 16 años, con una reproducción del “Buey desollado” de Soutine. Le dijo al profesor: -¿Este pedazo de carne, en verdad, es arte? – Entonces el señor le explicó que la obra se inscribía en el contexto de la Primera Guerra Mundial, lo que traducía algo muy violento. -Comprendí de repente que la obra de arte no es solo lo que uno oye o ve de ella: tiene un contexto, una historia. La revista francesa Beaux Arts( Bellas Artes)de Agosto de este año presenta un interesante análisis de la obra de Artemisia Gentileschi Suzana y los viejos( hacia 1610). Susana vivía en Babilonia . Dos viejos quisieron declararle su pasión mientras se bañaba. La amenazaron con denunciarla por adulterio si no les cedía. Suzana prefirió morir inocente pero fue salvada por el futuro profeta Daniel. Ella aparece desnuda pero no es exhibicionista, sino sorprendida y probable víctima de una injusticia. Muchos artistas representaron este episodio bíblico que, dice la periodista, les permitía mostrar la desnudez femenina y al mismo tiempo respetar un marco moralista. La lubricidad está en la mirada de los mirones. El tema del voyeurismo aparece muy a menudo en la pintura desde el Renacimiento ya que confronta el escándalo, el miedo y la virtud, y se relaciona con el tema pictórico de ver sin ser visto. ¿Cómo no contemplar, con estos elementos, la obra de otra manera ? El tema de este número es COMO LOS ARTISTAS TRADUCEN NUESTRAS EMOCIONES, con muchas obras clásicas o contemporáneas en las que se transmiten la risa, el dolor, el deseo, la ira , la melancolía o el miedo…