La disposición en cuadrados bien delimitados nos incita a mirar la obra detenidamente, ya que cada viñeta adquiere un poder de atracción propio . Cuando hay como aquí una suerte de relato , como en un cómic, la atracción visual se acentúa. Se nota que la artista quizo captar( o capturar) una serie de instantes, unos fragmentos de realidad relacionados entre sí con una progresión temporal. Podría ser que la bici sin ciclista se cabrea ante un obstáculo invisible, las ruedas se bloquean , la rueda suelta parece aludir a un accidente , y la bici al final se detiene después de un tremendo frenazo.
Esta visión es totalmente subjetiva, también se podría hablar de una carrera con varias bicicletas sin amo…
Otra perspectiva que nos ofrece el mural de Carmen Para es la de un trabajo a partir de varios elementos geométricos: el círculo de las ruedas y de los platos, los triángulos de los radios y del cuadro con la horquilla, y el cuadrado que enmarca. La bici es una geometría en movimiento.
La fuerza visual de la pieza proviene de los colores nocturnos del fondo , del rojo inquietante que parece indicar fuerza ,violencia, tragedia quizá y de la impresión de velocidad frenética trasmitida. El tiempo se acelera. Por cierto, en la última viñeta los radios son más gruesos y definidos y el espectador subjetivo a su pesar ve , en vez de una rueda, un reloj en el que son las tres y diez cuando todo termina.
Esta obra parece bien lejos de lo que se conoce de esta gran artista , como “ la catedral” pero corresponde perfectamente a dos citas sacadas de unas entrevistas que se le hicieron: “ Dedicarme a lo que no existe es mi pasión” y “ mi mundo es el mundo de las sensaciones”.