Los frescos de la iglesia de San Clemente en la ciudad en macedónica de Ohrid (la Jerusalén ortodoxa
Actualizado: 15 feb
“El arte siempre nos hará resilientes, esto conlleva a ser mejores personas, ya que podremos reponernos de las adversidades”
Esperanza Morelos S.
A mi mamá por su cariño y comprensión.
Santa Sofía fue uno de los primeros recintos majestuosos de la cristiandad, antes los cristianos tenían iglesias, pero, estas eran pequeñas o cuevas. La construcción ha pasado de basílica católica-ortodoxa, mezquita, luego museo. Desde el 10 de julio del 2020 volvió nuevamente a ser mezquita, por la orden del gobierno turco, muy a pesar que era un recinto resguardado por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. Lo malo no es que sea mezquita sino las consecuencias que ello conlleva, como el desgaste de la construcción por la concurrencia de la gente y el hecho de que como es mezquita no puede haber ninguna imagen, es decir, que los esplendidos mosaicos será cubiertos.
Pero, no hay que preocuparnos tanto por no ver los majestuosos frescos bizantinos, ya que en los Balcanes podemos encontrar varias basílicas bizantinas adornadas con majestuosos mosaicos y frescos, en esto se centra la publicación de semana, será en tres partes, una cada semana.
Al empezar hacer la investigación nunca creí que sería una tarea muy difícil, porque en los libros de historia y de historia del arte, no hay nada sobre la iglesia de San Clemente y San Pantaleón, solo en una enciclopedia que encontré en mi casa sobre Bizancio. Si hay vestigios históricos sobre la ciudad de Ohrid y la importancia del monasterio de San Pantaleón, pero no más, claro, que los frescos son muy impresionantes y grades. Por lo tanto me sorprende que no haya bastantes estudios serios sobre ellos.
La información que encontré habla sobre el complejo del monasterio de San Pantaleón, que fue destruido completamente en el siglo XV por los turcos y restaurado hasta el siglo XX siguiendo el padrón original. Y a partir de esto surgen más preguntas que respuestas.
Como mencionaré más adelante en el último apartado, en los libros de historia solo encuentro análisis respecto a los frescos de la iglesia de Santa Sofía y San Panteleimon. Sin embargo, sobre los frescos de la iglesia de San Clemente y San Pantaleón encontré casi nada. Ahora, pienso que mis dudas serán resueltas el día que vaya a Ohrid, ya que es una ciudad que conserva muchas iglesias bizantinas en buen estado, como la iglesia de Santa Sofía y la iglesia de San Naun.
I. La expansión del Imperio bizantino hacia Bulgaria y Macedonia
En el 680 un grupo de búlgaros, eslavos y bizantinos liderados por Kuver se establecieron en la región de las llanuras de Keramis, centrada en la ciudad de Bitola, formando una segunda ruta para el asentamiento definitivo de los búlgaros en la península balcánica a finales del siglo VII. Las tribus eslavas se asentaron en la región de macedonia, se convirtieron al cristianismo alrededor de IX durante el reinado del zar Boris I de Bulgaria[1].
Mientras, con el Imperio Bizantino hubo grandes conflictos entre los reinos de alrededor, para el año IX, se tenían conflictos con Carlomagno, ya que insistía en ser llamado emperador, así mismo los bizantinos tenían problemas con los búlgaros ya que estos los invadían constantemente. En los años 812 y 813 los búlgaros ganaron las batallas en Tracia y se aproximaron a la ciudad. Sin embargo, no ganaron la batalla. En 817 se firmaron tratados de paz entre invasores y el emperador León V. Por lo tanto, los búlgaros se concentraron solo reforzar su dominio en los Balcanes y formaron un reino considerable, entre los bizantinos y el reino franco. Con el tiempo los búlgaros tenían que ver que rama del cristianismo les convendría más, y esta fue la Iglesia Ortodoxa[2]:
En cuanto a los bárbaros, tenían que ver qué rama de la Iglesia era menos peligrosa para su seguridad. Así los eslavos moravos que habitaban lo que hoy llamamos Checoslovaquia, consideraban a los germanos sus enemigos principales, y al Imperio Bizantino un posible aliado contra ellos. Por ello, pidieron al emperador que les enviara misioneros que les preparasen para ingresar en la Iglesia oriental. En el 862, se envió a dos griegos, Cirilo y Metodio a convertir a los moravos. Emprendieron su labor con gran entusiasmo, inventando un alfabeto para emplearlo en los idiomas eslavos. Todavía hoy se emplea el alfabeto cirílico en ciertas naciones eslavas.
Todo esto provocó continuas luchas entre las distintas iglesias, entre el papa romano y el patriarca bizantino ambos se disputaron quien evangelizaría a los eslavos paganos. El papa mando a llamar dos veces a los misioneros bizantinos y los financió, sin embargo, hizo llegar misioneros de roma.
Los pleitos entre las regiones por el oeste de Europa siguieron siendo disputas por ambos imperios. Pero a pesar de las invasiones hasta por parte de los musulmanes, la Iglesia Ortodoxa siguió vigente en los Balcanes.
I. 2. El credo ortodoxo en Macedonia, su origen (De acuerdo a la tradición de los monjes Cirilo y Metodio), sus características y prácticas
La teología ortodoxa oriental se basa en el credo Niceno-Constantinopolitano (conocido simplemente como el Credo Niceno). La iglesia enseña que es la Una, Santa, Católica y Apostólica Iglesia establecida por Jesucristo en su Gran Comisión, y que sus obispos son los sucesores de Cristo y de sus apóstoles. Sostiene que practica de la de cristiana original, trasmitida por la sagrada tradición. Sus patriarcados, que recuerdan a la pentarquía, y las iglesias autocéfalas y autónomas reflejan una variedad de organización jerárquica. Reconoce los siete sacramentos principales, de los cuales la Eucaristía es la principal, celebrados litúrgicamente en la Synaxis. La iglesia enseña que a través de la consagración invocada por un sacerdote, el pan y el vino del sacrificio se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo. La virgen María es venerada en la Iglesia Ortodoxa Oriental como la portadora de Dios, honrada en devociones[3].
Dicho lo anterior, recordemos que la Iglesia Oriental y la Occidental compartían credo, sin embargo siempre hubo conflictos sobre la primacía, disfrazados de conflictos teologales, que por último fuero estos problemas sobre la procedencia del Espíritu Santo que terminaron con las relaciones entre las iglesias tanto de Roma como la de Constantinopla:
Pero, entonces Focio sacó a relucir una cuestión que con toda seguridad parecía casi increíblemente insignificante a cualquiera que no fuera un teólogo (y, desde luego, a cualquiera que no fuera cristiano). Sin embargo, creó un obstáculo insuperable entre las dos ramas.
La Iglesia oriental sostenía que el Espíritu Santo procedía del Padre, y su juicio se basaba en las pruebas de la Escritura. La Iglesia occidental, deseosa de aumentar la simetría y la belleza del concepto de la Trinidad, sostenía que procedía tanto del Padre como del Hijo. En latín, la palabra adicional que significa que procedía también del Hijo era “filioque”. La disputa que inició Focio fue la denuncia de esta palabra añadida, y por eso se la conoce como la Controversia Filioque[4].
En el siglo X después de que el Imperio Bizantino ganara los combates, el autocéfalo de Ohrid se volvió el Arzobispado subyugado a la Iglesia Ortodoxa Bizantina, es decir, al patriarca en Constantinopla.
En cuanto a los monasterios bizantinos, a estos lugares iban las personas a buscar un lugar lejos de las banalidades del mundo. “En Bizancio la mayor parte de los obispos procedían de los monasterios”. En el transcurso de los siglos, el poderío de los monasterios alcanzó tal altura, eran tan omnipotentes en las decisiones de su comunidad que incluso el emperador, Niceforó Focas, llegó a estar celoso y juzgaba a los monjes por haber caído en los excesos, sin embargo, ante los ojos del pueblo estos nunca perdieron su estima.
Además de la espiritualidad, los monasterios proporcionaban buenos artistas y escribas que crearon los magníficos manuscritos iluminados de Bizancio, también los monjes escribieron los himnos y compusieron música litúrgica, tan lírica incluso en su sombría profundidad; hicieron los más hermosos frescos y mosaicos. Un ejemplo de ello en es el monasterio de San Pantaleón, los hermosos frescos que posee demuestran la riqueza y cultura que había en el monasterio, este fue la primera universidad[5] de Europa: “Los arqueólogos aseguran que en la antigua universidad en sí estudiaba Teología, Biología, Química, Astronomía, Física, Matemáticas, Literatura y agrícola”[6], y además, estudiaban más de tres mil quinientos alumnos al año.
Glosario de términos
Exonártex: Las basílicas paleocristianas y bizantinas tenían doble nártex uno interior, y otro exterior. Cuando se encuentra en el exterior de la fachada como pórtico abierto se llama exonártex.
Endonártex: Es un nárdex interior.
Credo Niceno: Es una declaración dogmática de los contenidos de la fe cristiana, promulgada en el Concilio de Nicea I en el 325 y ampliado en el concilio de Constantinopla 381
Filioque:Del latín filus y la particula copulativa que, filio es un ablativo de procedencia, significa que “proviene del hijo” es decir que el Espíritu Santo también proviene del hijo.
Autocéfalo: Autocefalía, en iglesias cristianas y especialmente en las ortodoxas y las ortodoxas orientales, es el estatus de una iglesia jerárquica en la que su obispo no responde a ninguna clase de obispo de mayor rango, es decir, que se autolegislan.
Synaxis: Una sinaxis es una asamblea litúrgica en el cristianismo oriental, generalmente para la celebración de vísperas, maitines, pequeñas horas y la liturgia divina
Ábside: Parte posterior del altar mayor de una iglesia, saliente por el exterior, que tiene planta semicircular, poligonal o lobular y cubierta generalmente abovedada.
[1] <https://es.wikipedia.org/wiki/Macedonia_del_Norte> [Consulta: 5 de septiembre de 2020]
[2] Asimov, Isaac. Constantinopla, el imperio olvidado. Alianza, Madrid: 1983. Pág. 135.
[3] <https://es.qwe.wiki/wiki/Eastern_Orthodox_Church> [Consulta: 10 de septiembre del 2020]
[4] Idem, pág. 137-140.
[5] <https://abyrock.wordpress.com/category/universidad-de-ohrid/> [Consulta: 10 de septiembre de 2020].
[6] Idem, pág. 150