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Este mes de abril instituciones, universidades, librerías y clubes de lectura de todo el país, nos hacen una invitación para celebrar y leer a la poeta Dolores Castro que acaba de cumplir 98 años de edad, con alegría por vivir, porque para ella vivir y escribir siempre ha significado una emoción vital.

Dolores Castro es una de las poetas más entrañables de México, maestra y formadora de varias generaciones de escritores, que a sus 98 años mantiene palpitante la capacidad de asombro de esa niña que supo contemplar el mundo, y en su vida adulta combinar la gentileza y su maestría de encantar, para acércanos al milagro y la belleza que es la poesía.

Dolores Castro nació en Aguascalientes el 12 de abril de 1923, a los 40 días viajó con sus padres a Zacatecas donde creció escuchando los relatos de la Revolución, luego entró en contacto con la literatura a través de los cuentos de Hans Cristian Andersen que su padre le leía en voz alta. Fue través de la contemplación que adquirió el conocimiento.

Rosario Castellanos, Jaime Sabines y Dolores Castro en Chiapas.

Llegó a la ciudad de México a los 9 años, y empezó a escribir. En tercero de secundaria conoció a Rosario Castellanos y ahí nació una gran amistad. Ambas ingresaron a la UNAM, en un tiempo donde no era común ver a las mujeres en las Universidades. Primero estudiaron leyes, y marcadas por la pasión por la literatura ingresaron a la Facultad de Filosofía y Letras en Mascarones para formarse en literatura española.

Allí estaban Augusto Monterroso, Ernesto Cardenal, Ramón Xirau, Jaime Sabines, Emilio Carballido, Luisa Josefina Hernández, Luis Rius, Margarita Michelena y Juan Rulfo entre otros escritores.

Publicó sus primeros poemas en la revista América dirigida por Efrén Hernández y Marco Antonio Millán. Formó parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos, reunidos en una antología publicada por Alfonso Méndez Plancarte en la que también estaban Alejandro Avilés, Rosario Castellanos y Javier Peñalosa Calderón, con quien se casó y desde ese momento fue además esposa, madre, ama de casa, e incansablemente trabajadora.

La boda de Dolores Castro y Javier Peñalosa

 

Su primer libro El corazón transfigurado, apareció en 1949.

En 1951 viajó a España con Rosario Castellanos y cuando regresó a México se dedicó a trabajar en temas relacionados con las letras, en la radio, en revistas y en la impartición de talleres literarios.

A su obra le siguieron una veintena de libros de poesía como Cantares de vela, Soles o Qué es lo vivido; ensayos como Dimensión de la lengua y su función creativa, emotiva y esencial; y la novela La ciudad y el viento (publicada en 1962) una obra en la que está los recuerdos de su infancia en Zacatecas, que empezó a escribir en 1954, tras su matrimonio con Peñalosa con quien procreó, siete hijos, que le han dado 13 nietos y ya algunos bisnietos. Cuenta que ella y su marido jugaba carreras a ver quién nacía primero: un hijo o un libro.

Y agrega: el caso es que si un niño necesita un cambio de pañales y uno tiene en la cabeza un poema, primero cambia los pañales y luego escribe el poema.

Tras la muerte de su marido, Dolores Castro, tuvo que trabajar para sacar adelante a su familia.

Fue fundadora de Radio UNAM y colaboró en Difusión Cultural de la Universidad. Fue jefa de redacción en la revista Poesía de América. Condujo el programa Poetas de México en el Canal 11. Y fue maestra fundadora de la ENEP Acatlán, recuerda que desde niña jugaba a la escuelita, y seguramente por eso su vocación por compartir con otros la literatura a través del magisterio no ha menguado. Ha dado clases en la Escuela de Escritores de la SOGEM, el INBA, la Universidad Iberoamericana y en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García en dónde cada sábado continua dando un taller de poesía, ahora a través de zoom sigue generando universos literarios.

Dolores Castro y Rosario Castellanos, en el centro Fedro Guillén

 

La familia de la poeta

 

El poeta Javier Peñalosa, nieto de Dolores Castro

En 2010 el FCE editó su obra hasta entonces publicada en la antología: Viento quebrado.

En 2014, cumplidos los 91 años recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la rama de literatura; ya antes había otros Premios..

Ella da nombre a dos premios de poesía, uno que otorga el estado de Tlaxcala con la Secretaria de Cultura, y otro, el Premio Dolores Castro de Narrativa y Poesía Escrita por Mujeres que otorga Aguascalientes.

En 2015 publicó: Algo le duele al aire, un retrato poético del México de la inseguridad, la violencia y el narcotráfico, donde día a día, cada que respiramos, algo le duele al aire: algo que va más allá del reclamo, algo que es más bien la interioridad del hombre.

Y en 2018 el Gobierno del Estado de Aguascalientes y el Fondo de Cultura Económica (FCE) inauguraron la librería Dolores Castro Varela, en honor a la poeta, narradora, ensayista y crítica literaria nacida en esa región del país.

Dolores Castro es una de las poetas más importantes de este país, su aporte a la poesía ha sido enorme; sin usar la violencia ha sido feminista desde hace más de 70 años, su obra no ha querido ser de genero, pero sí tienen el sello de la vida de una mujer, que nos obliga a sentir la realidad.

Su poesía es inteligencia, palabra y canto. Sus lectores no son muchos, pero son fieles y las celebraciones que hemos visto esta semana por su cumpleaños confirman sus palabras: “Dios me dio una gran capacidad para querer a los demás”.

Y es que Dolores Castro ante las dificultades de la vida ,nunca ha sido una mujer que se conserve en la tristeza… cuándo se le pregunta si es una mujer feliz, ella responde con una sonrisa iluminada:

—Mira me da vergüenza decirlo, pero si, soy una persona feliz. Y La mayor parte de mi felicidad, se la debo a la literatura. Sé que pronto me voy a morir, pero eso ya no me interesa, lo que me interesa es vivir.

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