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Este conejo sonriente circulando tranquilamente en la selva de la ciudad se ve bien bonachón y , con su larga cresta de punk echada hacia atrás, bien podría pasar por un freak brother moderno. Su ojo es exorbitado, y sin embargo su pedalear es firme e impasible. Pero el diablo se esconde en los detalles. Abajo de él, hay coches minúsculos y rascacielos un poco menos minúsculos, pero que apenas llegan hasta la silla de su bici. ¿No sería en realidad un avatar de King kong, este personaje a la vez siniestro y enternecedor? ¿No estaría a punto de destruir el planeta?
En este caso, se trataría de una divertida inversión de los papeles entre el hombre y el animal. Al montar en bici, el conejo se identifica a un ciclista,
es decir a un hombre. Ahora bien actualmente son los hombres, estos animales “ desnaturalizados” los que destruyen el planeta y múltiples especies animales, sustituyéndose a las catástrofes naturales de antaño. Aquí, en vez de la humanidad del animal, ¿no aludirá Filogonio a la animalidad del hombre, en su aspecto aparentemente tranquilo pero feroz , destructivo e irresponsable?
El monotipo es a la vez divertido y acerbo, los colores son psicodélicos , en una fusión de género que mezcla el chamanismo y el desenfado creador.

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