Actualizado: 15 feb
Dominique Legrand hubert
Henri Cartier- Bresson (1908-2004) fue reconocido como uno de los mayores fotógrafos del siglo XXI y es considerado como el padre del fotorreportaje. Aquí se le recuerda mucho por su amistad con Manuel Álvarez Bravo y su proximidad al surrealismo. Decía que su meta era atrapar «el instante decisivo» al captar las imágenes a hurtadillas, con su famosa LEICA. Para él, el fotógrafo era “El hombre que camina” como la estatua de Giacometti. Pero alrededor de los 60 años, sin dejar del todo la foto, decidió sentarse y dibujar, pintar, reflexionar sobre la mirada.
Elaboró el concepto de Fotografía sin aparato. Uno de sus biógrafos, Pierre Assouline, provocó un mini escándalo en Budapest al evocarlo en una conferencia, en presencia de su inventor. ¡ EN el país de Brassaï , de Kersetz, de Capa, casi en el templo de la foto!.. Pero es cierto que al francés le encantaba enseñar con las manos formando el marco lo que él acaba de fotografiar, “ Esas son fotos , decía con humor, realizadas, sin el recurso vulgar a la técnica “, solo válidas para uno mismo. Pero igual, lo importante es la mirada, una mirada organizada.
La foto sin aparato se queda sólo en la memoria de quien la toma y de los que estuvieron presentes. Para Henri Cartier- Bresson (era en sí mismo una actividad artística descrita después ampliamente por Gérard Macé en su libro La fotografía sin aparato(2001).
Otro aspecto interesante es la diferencia entre la perspectiva del fotógrafo y la del dibujante . Entre la rapidez y la lentitud, la intuición y el análisis. Al dibujante, Cuando una obra le interesaba, se le olvidaba todo, tenía que sentarse a copiarla y esto le tomaba horas. También en Budapest durante este mismo viaje, se puso a copiar una obra de Goya “ESCENA DE LA INDEPENDENCIA” , pero no pudo terminar de copiarla porque el museo cerraba . Pidió una foto para acabar el trabajo en Paris. ¡Qué diferencia con el instante decisivo!, pensará uno.
No tanto , en realidad al artista siempre le interesó más el “estado de gracia”, la especie de éxtasis que acompaña la realización que la obra terminada. Esta éxtasis la encontraba al buscar secretos de composición copiando obras que lo habían fascinado. Por eso copiaba… En 1995 casi copió puras ancianas de Goya. La paradoja es que quizás buscaba en la pintura lo que él había encontrado en parte en sus foto.
Goethe dijo al volver de Italia que lo que uno no dibujó, simplemente no lo vio.
De todo esto se puede inferir que el arte para Cartier-Bresson consistía en buscar cierta verdad , cierta organización de las formas a través del arte importando menos la obra acabada que la búsqueda infinita.
Otra pista que permite entender las aparentes paradojas de este artista es su amor a la geometría, bien visible en la composición de todas sus fotos. Pensemos en la fórmula de Platón inscrita en la entrada de su Academia: Que nadie entre aquí si no es geómetra.