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Por Pilar Trejo

Exposición colectiva

La galería La Mercantil invita a esta exposición en la que participan mujeres artistas con el propósito de mostrar que el 10 de mayo tiene una mirada distinta, y que ser madre es un acto de total libertad, no un deber biológico y social, si no uno más de los muchos roles femeninos.

Ser mujer no es sinónimo de ser madre. Ser mujer es mucho más que procrear, se puede igualmente dar a luz con frutos sublimes y valiosos en muchas otras áreas de la vida como las obras de arte que veremos de estas mujeres que en pleno el siglo XXI siguen evocando a la mítica Lilith —que los sumerios esculpieron desde el 2000 años a.c.—; esa imagen que en la tradición judaica tomó para representar a la primera esposa de Adán, creada por Dios a partir del barro, como él y no de su costilla, y quien se niega a que su destino sea estar debajo de Adán, por eso decide marcharse del Edén y ser libre.

Sin embargo en México, a diferencia de algunos países desarrollados donde ambos padres comparten por igual los deberes de la crianza, en México todavía se considera a la maternidad como una obligación para la cuál la mujer fue creada y es la encargada de todos los deberes que esta implica. En nuestro país cientos de mujeres que son madres deben realizar una doble jornada: trabajar fuera de casa y encargarse de la crianza.

La mirada de estas obras no busca ser una crítica a quienes deciden por la maternidad, sino una expresión para mostrar que la desigualdad de género, por lo menos en nuestra sociedad, sigue presente en la familia, la sexualidad, el trabajo, la política, la religión e incluso el arte.

Las mujeres actuales ya no son el mito de la madre «santa» y «abnegada». Sus intereses son mayores que la mera maternidad y ahora quieren, en el mismo rango, tener logros académicos, laborales, viajar, elegir distintas parejas o disfrutar de su soltería.

Se trata de una especie de conversación como un diálogo de sonoridad y de alianza que lleve a concientizar la imperiosa necesidad de crear una sociedad en la que el espiral machista cesen se cobrarse la vida de 11 mujeres al día y los atroces feminicidios dejen de ser la indignantes noticia cotidiana en México.

La técnica de las obras será libre: pintura, fotografía, acuarela, litorgrafía, etcétera. Participan: Magali Ávila, Chica Ayala, Ana Fuentes, Vanesa García Lembo, Pilar Goutas, Christa Klinckwort, Alina López Cámara, Cecilia Rodarte Nunik Sauret, Mariana Yazbek, Teresa Zimbrón.

La inauguración es el jueves 5 de mayo a las 18 horas en Fernández Leal 107, colonia La Concepción en Coyoacán.

. La entrada es libre, y la exposición estará abierta hasta el 28 de mayo, y puede visitarse de lunes a domingo de 10 a 18 horas.

La galería La Mercantil de Diseño ha preparado la exposición “Liliths de mayo. Invitadas del paraíso”, en la que solamente participan artistas mujeres, con motivo del 10 de mayo, intentando darle una mirada distinta a este día en el sentido de que ser madre es un acto de total libertad y no un deber biológico y social, si no uno más de los muchos roles femeninos.

Que la maternidad sea vista como un deber y una misión de la mujer es una creencia religiosa y una presión social que va perdiendo sentido, cada vez la maternidad es una opción para las mujeres, libre de clichés y romanticismo u obligaciones, y lejos de esa idea que caracterizaba hasta hace muy pocos años la vigencia del mito de la madre «santa» y «abnegada».

Si tener un hijo es un derecho y una opción, el interrumpir el embarazo también tendría que serlo; lo mismo que dar voz a las mujeres que han «elegido» voluntariamente no ser madres, y que han tomado también ese derecho como parte central del impulso del movimiento feminista, al decidir libremente ejercer su sexualidad.

A diferencia, de algunos países desarrollados donde ambos padres comparten por igual los deberes de la crianza, en México todavía se considera a la maternidad como una obligación para la cuál la mujer fue creada y es la encargada de todos los deberes que esta implica. En México cientos de mujeres que son madres deben realizar una doble jornada: trabajar y ser mamás. Un país en el que el patriarcado sigue imperando y los feminicidios se incrementan, de enero a marzo de 2022 se registraron 229 presuntos feminicidios en el país, la cifra oficial de feminicidios —que se define como el «asesinato intencional de mujeres por ser mujeres»— no ha dejado de crecer desde 2015.

Sin embargo, son mayores los intereses de las mujeres y la maternidad va quedando, incluso, en un último plano, y ya no pueden ser juzgadas o tachada de egoísta solo porque no quieran convertirse en madres, y sí tener logros académicos, laborales, viajar, elegir distintas parejas o disfrutar de su soledad.

La maternidad es una decisión importante porque implica para la mujer un cambio de vida, pero también un significativo cambio físico; el embarazo, el parto o la lactancia dejan una huella en el cuerpo de la mujer; se caracteriza por explosiones extremas de hormonas sexuales e involucra cambios drásticos, incluso algunos estudios ha mostrado una reducción sustancial en el volumen de materia gris en el cerebro de algunas madres primerizas.

Ser mujer no es sinónimo de ser madre. Ser mujer es mucho más que procrear, por eso, aún si decidimos no hacerlo, podemos igualmente dar a luz, dar frutos sublimes y valiosos en muchas otras áreas de la vida. La sociedad esta urgida de mejores profesionistas donde los derechos civiles y políticos de las mujeres y los hombres sean igualmente respetados y protegidos.

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