El restaurante Casa Mila presenta en esta exposición una serie de piezas en carboncillo, y una en gran formato al óleo, que seguirán el mismo camino del carboncillo al óleo, como el preámbulo que se propone MarLeon en sus obras. Las piezas son reflejo de los sentimiento de este creador de desdoblamiento a otro ser; sentimientos que hicieron nacer simbiosis de cuerpos que poco a poca van formando sentimientos y terminan en un ser diferente: figuras humanoides que pueden relacionarse con otro tipo de formas vivas.
La exposición titulada Preámbulo que como dice la definición: procede de praeambulus, un vocablo latino que se refiere a aquello que “se sitúa delante”. El preámbulo, por lo tanto, es una especie de prefacio o prólogo que se pronuncia antes de iniciar una exposición o un discurso.
En estas piezas la figura femenina, sobre todo el torso, es crucial “para mi es la figura perfecta, desde mi infancia que viví con tres mujeres que me hicieron sensible al cuerpo femenino y me mostraron que no se trata de algo frágil sino más bien uno de los más fuertes en el mundo de los seres vivos, torsos que terminan siendo el preámbulo del ímpetu”, comenta el artista.
Piezas realizadas con un minuciosísimo detallado y lento que le permite, no llegar al fotorrealismo sino a la pintura hiperrealista, esa reproducción fiel, casi fotográfica, de la realidad.
La exposición es una búsqueda constante de cómo el ser humano expresa sus sentimientos; cómo sus estados de ánimo cambian repentinamente de la felicidad a la melancolía, reflexión que nación en MarLeon antes de la pandemia “pero es está claro que dentro de este virus y el encierro, el desarrollo de mis obras tomaron nuevos giros, mostrando con claridad cómo a veces podemos estar en un estado completamente decaídos y de un momento a otro llegar a la placidez; estímulos que escapan de nosotros y se proyectan en los que nos rodean; los seres humanos vivimos en una lucha constante de sentimiento”, explica.
MarLeon, antes Noel Ramírez, cambio su nombre de artista, a una combinación en la que está su apellido, su signo zodiacal: Aries; un carnero, el mar y el león, seres que pueden ser tranquilos y tormentosos de un instante a otro.
El carboncillo generalmente es una técnica rápida para el artista, pero en el caso de MarLeon trabajar con el carbón pasa por un proceso similar al que realiza con una pintura, pues lo elabora con pincel para ir degradando y sutilmente generando formas y grosores. “Cuándo pasas al óleo hay que ser mucho más preciso que con el trabajo realizado antes, y esto permite una obra de perfección, creo, casi total”, añade.
“El restaurante Casa Mila abre sus puertas con a los artistas mexicanos, y dedica el mes de febrero y marzo a celebrar su primer aniversario con la obra del MarLeon y menú que será pura inspiración.
MAR LEON, es un pintor originario de la Ciudad de México, a sus 41 años ya ha dedicado más de la mitad de su vida a esta pasión por la pintura y el dibujo que desarrolla desde hace 24 años, autodidacta aunque en las ultimas décadas ha trabajado con diversos artistas.
Reflexionar sobre su obra es adentrarse en terrenos plurales, debido a la amplia gama de temas que su arte aborda. A partir de un estilo que se inscribe en el realismo, examina diversos estados de la conciencia humana. De manera temeraria toca aspectos que se encuentran al margen de la opinión pública. Captura la trascendencia del instante en un devenir de formas. Sus pinturas parecen fotografías.
Las creaciones de Marleon, evocan la creencia de la vida después del más allá, éste capta la importancia y los distintivos éticos y estéticos de la trascendencia y de la inmortalidad del espíritu. De tal forma, dibuja a sensuales mujeres que guardan secretos tras su frágil belleza. La vida en las grandes urbes, es otro tema que también ha llamado su atención. En especial, la soledad y melancolía que portan sus personajes antiguos que se han quedado rezagados ante tanta vertiginosidad y caos citadino. Por último, la fe exacerbada es una temática profunda y difícil de explicar que lo lleva a exagerar sus últimas y funestas consecuencias. Su trabajo es realista y refleja problemas sociales y filosóficos No hay duda de que su arte es reflexivo.
En el 2014 inicia su segunda etapa artística tras diez de años de estar alejado de los lienzos, con una formación académica como Diseñador Gráfico, su inclinación artística y la experiencia previa le permiten encontrar el medio pictórico para expresarse, llegando a concurso y bienales, obteniendo reconocimientos y exposiciones en diversos estados de la república, así como la aceptación en la Unión de los Artistas integrada al mítico Salón dés Aztecas, en donde ha compartido paredes con Ruben Rosas, Eloy Tarcisio, Jazzamoart, Philip Bragar, entre otros.
La propuesta estética de su pintura no consiste en mimetizar lo aparente, sino los sentimientos y emociones. El hiperrealismo de “El Carnero” radica en interpelar a nuestra mirada y situarla en la misma circunstancia en la que pinta a sus personajes. Captura el momento exacto como una fotografía, mientras explora las profundidades del alma humana en un mismo plano.
Su estilo es una antología de influencias. En el sentido pictórico lo han influenciado desde los grandes maestros del arte, como Rembrandt; hasta los míticos cartelistas del cine, como John Alvin. Mientras que, en el sentido auditivo, el Rock and Roll se erige como aquel motivo y fuerza que lo impulsa a crear. Las estridencias de su pincel marcan el ritmo de los trazos, que son como plasmados sobre el lienzo, semejantes a una tablatura que debe ser leída desde nuestra experiencia propia.