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Alberto Castro Leñero es sin duda uno de nuestros más grandes artistas visuales contemporáneos, pintor y escultor, siempre está experimentando también en la fotografía o el video para añadir nuevos elementos estéticos a su obra.

Este artista mexicano ha trabajado durante los últimos dos años en el mural transportable Desplazamiento, de 3.10 de altura por 10.55 metros de largo, que formará parte de las obras monumentales del Colegio de San Idelfonso luego de su inauguración el próximo sábado 29 de marzo a las 13 horas, en ese recinto localizado en la calle de Justo Sierra 16 en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

El tema general del mural tiene que ver con la migración y mezcla diferentes lenguajes en los que resalta lo figurativo. Después de la muerte del poeta David Huerta (octubre de 2022), amigo entrañable del artista, Alberto Castro Leñero fue invitado a hacer ese mural.

“Comencé a trabajar los bocetos cuándo falleció David, y los dejé un tiempo, luego los fui trabajando poco a poco hasta que me decidí a atacar la pintura en grande con lienzos de más de 3 metros que implicaba un ejercicio físico y una gran concentración.  El tema de la migración fue entrando, y sentí que ese tema estaba relacionado con toda la producción de los grandes muralistas que hay en San Idelfonso y tratan contenidos sociales. Entonces la migración que está tan viva empezó a aparecer en el mural, y al final la referencia a David Huerta es casi imperceptible y ambigua, hay un elemento circular en el mural que podrá representar un gran ojo que ve la escena, y que sería David que observa, es el observador”, explica en entrevista el artista.

Va narrando el resto de la imágenes que aparecen en Desplazamiento: “Está la imagen de la Virgen de Guadalupe, porque sentí que era necesario incluirla como un ícono que tiene que ver con la energía popular, con la energía de la gente que está buscando, era casi natural meter esa imagen que además está en diferentes murales de San Idelfonso, fue como establecer un diálogo”.

“Luego está la gente que forma como una mancha urbana y es como una especie de paisaje, busqué videos y captura de pantallas en internet, imágenes del metro que he tomado, de gente camina en la calle y lleva bolsas, imágenes que representan el esfuerzo de un movimiento y que me parecieron muy fuertes, con esto estructuré los puntos más importantes de la composición. También hay trazos figurativos muy libres que forman otro contingentes de personas que puede ser los que estamos atrás”.

Como artista en constante búsqueda Castro Leñero utilizó una paleta muy colorida “casi choqueante” en la que también están colores suaves, no quiso poner el clásico cielo azul, trabajó primero el fondo y el firmamento es rosa donde y en él aparecen piezas muy contemporáneas como drones que simbolizan la vigilancia. Abajo, en un parte, en la tierra, están elementos dolorosos como las cruces que representan los asesinatos.

“Traté de usar fragmentos de la realidad y mezclarla, para que la gente interprete lo que capta y también se refleje. Trabajé el fondo como manchado, con una pintura muy suelta, muy líquida, lo realicé sobre el piso con grandes brochas, cree una atmósfera que luego  me sirvió para iniciar el dibujo figurativo y todas las formas que tienen presencia el mural”.

La pintura del mural es plana, bidimensional. Pero en medio de la composición tiene un saliente triangular, prisma o doblez. A cada lado está la multitud que camina hacia algún lugar de vida mejor.

Invitado a hacer ese mural tras una propuesta de Déborah Chenillo Alazraki, entonces subdirectora operativa del Colegio de San Ildefonso, y Eduardo Vázquez Coordinador ejecutivo de San Idelfonso, que pensaron en una obra que tuviera cierta relación David Huerta, para mostrase en San Idelfonso junto a los murales de este tremendo recinto en el que están obras de Diego Rivera, Fernando Leal, Jean Charlot, Fermín Revueltas, Ramón Alva de la Canal, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Emilio García Cahêro, Carlos Mérida, Xavier Guerrero, Amado de la Cueva y Máximo Pacheco, se le pregunta a Alberto Castro:

—¿El artista debe ser un comprometido político con su realidad?—haciendo referencia a los murales  Rivera, Siqueiros y, decididamente, Orozco.
—El artista está inmerso en una realidad y en ese sentido la capta o la procesa, pero por otra parte no hay un deber de que “deba hacerlo”, porque el artista busca la libertad. Claro que el mundo contemporáneo que vemos ahora pide comprensión, sintonía de las cosas que vivimos, y al artista también lo siente.

Para Alberto Castro “llegar a San Idelfonso con muralista que desde muy jóvenes pintaron y que tenían un manejo tanto de la técnica como del compromiso social, simplemente Orozco que es como el abuelo de todo el muralismo, para mi es muy estimulante y a la vez riesgoso de qué ¿ahora que voy a decir yo?” reflexiona. Su pieza se exhibirá seis meses junto al fresco La ley y la justicia, de José Clemente Orozco. Castro Leñero piensa que el muralismo se dio en una época en la que hubo alguien que tuvo la visión para proyectarlo al futuro, y ahora debe continuarse con el arte contemporáneo y ahora con su mural en San Idelfonso: «Es como una grieta que se abre, una forma de ligar esta gran tradición a mi generación; es parte de nuestra cultura que le da fuerza al país. Continuar eso es algo que se necesita».

Este mural forma parte también del programa de actividades de divulgación entorno a las expresiones actuales del arte contemporáneo nacional e internacional que hace El Colegio de San Ildefonso, y que este año presenta el mural transportable: Desplazamiento del Alberto Castro Leñero.

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