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Bicicletas

Bicicletas, viaje infinito un mural de Carmen Parra.

By Bicicletas, Bicimundo / ViceversaNo Comments

Bicicletas, viaje infinito Mural -Completo- / Óleo/tela/madera / 100x100x15 cm / 2017

La disposición en cuadrados bien delimitados nos incita a mirar la obra detenidamente, ya que cada viñeta adquiere un poder de atracción propio . Cuando hay como aquí una suerte de relato , como en un cómic, la atracción visual se acentúa. Se nota que la artista quizo captar( o capturar) una serie de instantes, unos fragmentos de realidad relacionados entre sí con una progresión temporal. Podría ser que la bici sin ciclista se cabrea ante un obstáculo invisible, las ruedas se bloquean , la rueda suelta parece aludir a un accidente , y la bici al final se detiene después de un tremendo frenazo.
Esta visión es totalmente subjetiva, también se podría hablar de una carrera con varias bicicletas sin amo…

Otra perspectiva que nos ofrece el mural de Carmen Para es la de un trabajo a partir de varios elementos geométricos: el círculo de las ruedas y de los platos, los triángulos de los radios y del cuadro con la horquilla, y el cuadrado que enmarca. La bici es una geometría en movimiento.

La fuerza visual de la pieza proviene de los colores nocturnos del fondo , del rojo inquietante que parece indicar fuerza ,violencia, tragedia quizá y de la impresión de velocidad frenética trasmitida. El tiempo se acelera. Por cierto, en la última viñeta los radios son más gruesos y definidos y el espectador subjetivo a su pesar ve , en vez de una rueda, un reloj en el que son las tres y diez cuando todo termina.

Esta obra parece bien lejos de lo que se conoce de esta gran artista , como “ la catedral” pero corresponde perfectamente a dos citas sacadas de unas entrevistas que se le hicieron: “ Dedicarme a lo que no existe es mi pasión” y  “ mi mundo es el mundo de las sensaciones”.

The great scape

By Bicicletas

Obra de Barry Wolfryd, para Cultura en Bicicleta.

Las obras de este artista radicado desde hace mucho tiempo en México se ambientan en los años 50 – 60 del siglo pasado, cuando empezaba apenas el reino de la publicidad en Estados Unidos. Imágenes pre pop, recortes de revistas
Glamour o popular, iconos del sueño americano formaron la base de sus primeras exposiciones, generalmente en gran formato.
Barry últimamente se inclina hacia la representación de un universo de fake news, donde siempre nacen nuevas narrativas destinadas a engañar a la gente. Hay mucha referencia al mundo del hampa, a las pandillas con su pasión por el tatuaje, símbolo del poder y afirmación de la violencia del que los lleva, y de sus cómplices. Los tatuajes, como la señal con la bici aquí, son a la vez iconos, signos y mensaje dirigidos al otro: amigo o enemigo.
Otras referencias permanentes son la prensa amarilla y el mundo de la infancia, bien presentes aquí en el gangster de celluloid. La narrativa de Barry es múltiple, generalmente él no desvela la suya, pero le encanta que el espectador se haga una “movie” a partir de los elementos que están a la vista. Por ejemplo: “Me acusan de haber robado la bici de noche en el bosque. Es cierto, pero nadie me vio” o “el ciclista sueña con un bistec en forma de T-bone pero en esta sociedad vegana es un steak de ramas” etcétera…
Para terminar, esta señal del ciclista puede avisar qué hay que disminuir la velocidad pues puede también provocar un accidente al irrumpir tan bruscamente en el paisaje.
De la perversidad de las imágenes y las señales, nos advierte esta composición con marco clásico y kitsch a la vez.

Texto Dominique Legrand

Rupestres

By Bicicletas

Obra de Adonay Vásquez para Cultura en Bicicleta

El pintor se acerca al misterio, con tensión e intensidad. Misterio de la pintura, con una naturaleza casi ausente, contrastes y colores calientes que se responden de manera simétrica, entre azul profundo y rojo sangre, brillos y tonos que hacen pensar en los viejos iconos rusos , con el olor a madera quemada.

Misterio del tema , con estas tres edificios superpuestos que se parecen a antiguas capillas de pueblo y que recelan cada una varios tipos de bicicleta. Las bicis aparecen , de arriba hasta abajo, como esbozo primero, como dibujo en la casa del medio y como pintura en la inferior, y esto con una luz diferente cada vez. Para seguir con la metáfora del misterio sagrado, las bicis aquí serían un retablo.

.¿Y qué evocan? ¿Qué se transmite con estas composiciones habitadas por bicicletas en varias formas de su evolución o de su representación ? Una posibilidad de fuga, el wanderlust ( deseo irreprimible de viajar) de los pintores románticos alemanes, de salir del secreto de la infancia sin poder sin embargo soslayarlo, y una relación a la belleza que tiene que ver con la revelación o por lo menos con la idea de desvelamiento.

Texto Dominique Legrand

Bi 07022021

By Bicicletas

Bicicletas del maestro Eloy Tarcisio para Cultura en Bicicleta.

Título 1. Bicicleta, 07022021
Lápiz de color, acuarela y tinta sobre papel

Título 2: Bi, 07022021
Lápiz de color, acuarela y tinta sobre papel

Un Estudio ‘Patafísico.
Texto: Dominique Legrand.

Siempre pensé que Eloy Tarcisio tiene una propensión a la ‘patafisica, esa ciencia de las soluciones imaginarias tal como la definió su inventor Alfred Jarry (UBU REY), a quien Marcel Duchamp y Julio Cortázar admiraban tanto. Por eso me arriesgo a interpretar aquí a su manera las dos obras yuxtapuestas que nos envió:
Dicen los pesimistas que la finalidad del movimiento es la inmovilidad. O todo lo contrario según los optimistas. En esta última perspectiva se situarían las dos obras, si admitimos que las bicicletas tienen género o sexo. En la 1, tenemos al velocípedo en su majestad, al parecer en un pedestal con su engranaje cerebral que parece ser una tercera rueda, o un caballete (Eso no es una bici, pensaría Magritte). Y en la 2, un enjambre, un tropel, un hormiguero de bicicletas guardadas o que corren a toda prisa sin dueño hasta su destino final, la inmovilidad. Por el momento se ven muy alegres.
En las dos bicis hay una depuración de la imagen, característica de Tarcisio, con un distanciamiento al objeto representado aquí como en una radiografía de los radios del aparato y de sus elementos principales- cuya precisión clínica se ve cuestionada por un uso lúdico de los colores-.
En todo esto hay algo de ‘patafisico, con apóstrofe antes de la p. recordemos que Jarry casi siempre andaba en bicicleta y escribió “ la pasión considerada como una carrera de bicicletas cuesta arriba” , para poner estas obras de Tarcisio en cierta perspectiva que puede ser justa. O no.

Texto Dominique Legrand

El ciclista

By Bicicletas

Pieza realizada por el maestro para Cultura en Bicicleta.

En este óleo, la bici es un centauro (puesto que la máquina se confunde con su ciclista) lanzado a toda velocidad, fulminante. La acción se asocia a una tempestad. En las características del vehículo, se destaca la eficacia más que la elegancia. Hay que recordar que, desde la Segunda Guerra Mundial, a la mayoría de los grandes ciclistas de carrera contrarreloj, por su fuerza y la regularidad de su cadencia, se les comparó con una locomotora. En eso andamos aquí.
Estamos muy cerca de la abstracción lírica. Los colores violentos no hacen nada para frenar el movimiento irresistible del aparato. Estamos plenamente en el universo de Luciano Spanó, de violencia expresada y apenas retenida por los azules y una manchita de blanco.
Hay artistas para quienes el arte es una suerte de terapia, como lo sugería en una entrevista anterior el artista, aquí me parece que el arte se considera como un combate personal. Claro, hay que invitar al espectador a participar, sino el artista se encuentra en solitario. De aquí la maestría en la expresión de la velocidad, de la combinación de colores, la sensación de persecución a otra persona fuera del cuadro o de huida, en breve, una historia, un drama quizás.
Los elementos se contratan y se acurrucan, se expenden y están a punto de explotar, no hay duda, estamos en el camino violento y accidentado de la pintura gestual, de la que no perdona.

Texto Dominique Legrand

La rueda de la vida

By Bicicletas

Obra de Juan San Juan Rebollar para Cultura en Bicicleta.

Al presentar este bodegón con hojas marchitadas y plato de barro en una Expo sobre bicicletas, el artista digital partió de la analogía entre la rueda y el ciclo de la vida, ya que círculo y ciclo tienen el mismo origen que indica rotación y serie.
Su trabajo fotográfico con la marchitación de las hojas relacionado con el envejecimiento del hombre lo sitúa en la línea de los pintores que trataron el tema de la vanidad, de la fugacidad del tiempo y de la muerte ineluctable.
Evidencia también una complicidad entre el hombre y la naturaleza, una relación profunda que se opone totalmente a la relación agresiva de explotación de esta naturaleza por nuestras técnicas modernas. (Por cierto, la bici es un modo de locomoción mucho más cercano al paisaje, y cien por ciento menos contaminante que los demás).
Este acercamiento amable a la naturaleza podría hacer que reconsideremos nuestras relaciones sociales al notar que, en el mundo vegetal, tan complejo y creativo, no hay jefe.
Una obra de arte vive raramente sola. En mi museo imaginario, pondría esta composición al lado del Vertumnus de Arcimboldo, este emperador compuesto de una multitud de legumbres, y del Sombrero rojo de Gauguin, uno de los primeros objetos con bodegón, por la forma similar y los colores que vienen del interior de las cosas.

Texto Dominique Legrand

Alrededor del árbol

By Bicicletas

Obra realizada por Néstor Quiñones para Cultura en Bicicleta.

Conociendo el gusto del autor por la filosofía, pensé al descubrir este acrílico en el eterno retorno de Nietzsche y en su opuesto, la fugacidad del tiempo. En la ecología con una sierra circular que corta el árbol pero éste, en vez de caer, se eleva en “la insostenible levedad del ser”, en el lado “conversación con el viento “ a la manera japonesa.
Pero recibí un correo de Néstor Quiñones que cambió la perspectiva, orientándome hasta otro protagonista de la gesta pictórica, el Dios azar, o serendipia, o más simplemente chiripada.
He aquí, in extenso, el contenido de su mensaje:
“No sé si alcanzas a notar qué hay un especie de remolino que rodea el árbol. Debajo de él está el círculo que hace la bicicleta.
En realidad ya tenía una pintura empezada con el árbol y empecé a poner pintura para darle cuerpo a la imagen.
De ahí surgió la idea de los círculos creados por la bicicleta rodeando el árbol.
En un principio eran dos bicicletas, lo cual me pareció simbólico en el sentido de que crearan un “equilibrio” entre su marcha pero en el tratamiento una fue desapareciendo y no hice mucho para hacerla notar.”
Chiripada o brusco arrepentimiento, gesto incontrolado en la desaparición, todo esto contribuyó a hacer esta obra sorprendente. La escritura de Néstor es tan fina y precisa como su dibujo, y me dio gusto recibir este testimonio del “work in process”.

Por otra parte, estas líneas del autor nos revelan una faceta importante de su talento: el arte de la elipsis que consiste aquí en llamar la atención sobre un pequeño detalle para hacernos ver la obra de otra forma. ¡Su sentido del atajo le permite cambiar la perspectiva sin usar las leyes que rigen esta técnica!

Otro secreto revelado después por el artista: ¡la otra bici está en la parte baja de la gran mancha blanca que cubre el tronco.

Texto Dominique Legrand

Bicicleta en cuarentena

By Bicicletas

Obra de Roberto Parodi para Cultura en Bicicleta.

Con sus últimas grandes exposiciones en el Munal, Bellas Artes y San Ildefonso se pensaba que Parodi iba a seguir dialogando con los escultores o los muralistas, confrontándose pues con los grandes del pasado. Se dio lo contrario, un retorno a lo íntimo, a sus raíces norteñas.
Aquí estamos en el desierto, hay un ataúd con una bici. Se aprecia la ironía del título, que se opone sin embargo a la impresión de desolación que emana de la acuarela. Estamos en un ambiente rulfiano con espectros al acecho y la cromacidad que se mueve entre negros y grises le insufla algo de lóbrego.
Las cosas tienen su peso existencial, con contornos acentuados y profundidad de campo, pero hay también en esta tela una suerte de ligereza que se encuentra también en Rulfo, una impresión de flotar, de estar aquí y allá a la vez, siempre muerto y siempre presente. Hay viento. Hay duende, dicen los gitanos.
Me acuerdo de sorprendentes bodegones o naturalezas muertas de este artista. Aquí, a pesar de la idea de confinamiento y de la presencia de la muerte, se podría hablar de naturalezas vivas.

Texto Dominique Legrand

Aquelarre bicicletero

By Bicicletas

Obra de Gerardo Rivera Kura, una pieza hecha para Cultura en Bicicleta.

El título sorprende. Parecen estar bien tranquilos estos en su tándem, él un poco preocupado y ella dándole la espalda y al parecer comentando algo. Uno se imagina que van al aquelarre. Pero la contradicción forma parte del juego, estamos en su contexto, en el mundo de serpientes diablos y escaleras, en un universo laberíntico interactivo e inmersivo donde florecen los animales y en el que lo grotesco y lo serio cohabitan. Es el mundo de la fiesta medieval, del día de los locos o de nuestros contemporáneos alebrijes, cuyas formas y colores el artista retoma.

Esta obra me procura una sensación giratoria, obstinada y drolática, por sus tonos lóbregos y festivos a la vez, por la rueda -serpiente- y sobre todo por la sonrisa del animal que parece estar suspendida en la noche como la del gato de Cheshire en Alicia en el país de las maravillas.

La doble bici como escoba de bruja, ¿Quién se lo hubiera creído? No falta la alusión picante y picaresca con aquellos dos que circulan con su simple vestidura de nacimiento, él con los cuernos erguidos y ella chimuela
de sombrero azul.

Dan ganas de cantar con ellos la salsa del demonio.

Texto Dominique Legrand

Pez bici

By Bicicletas

Obra realizada por Jesús Reyes Cordero para Cultura en Bicicleta

Chucho Reyes, el caballero de Zacatecas, nos lleva con este pez bici al mundo surrealista de los sueños submarinos. Se sumerge en los meandros de la memoria afectiva.
La textura de la acuarela es untuosa, en cambio, los contornos de los objetos y personajes son nítidos. Los triángulos evocan el marco de una bici, los círculos sus ruedas naturalmente, hay hasta la bocina que suena (podría ser también, según su autor, una lamparita, un foco). El señor, cuya figura aparece arriba- yo lo llamo el mago- es una figura recurrente de la obra del artista. Aquí podemos imaginar que, en el fondo de un mar o de un estanque, él está montado en una bicicleta hecha pedazos, de esas antiguas, primitivas, llamadas Draisienne en el siglo XIX, según el barón de Drais quien las inventó en la época romántica. En alemán, se llamaban Laufmaschine, es decir máquina de correr.

Hay también una sirena y un pez.

En la paleta de este artista se encuentran formas geométricas similares a las de los indios navajos y aparecen igual como símbolos de harmonía y de interrelación cosmogónica, así como los colores de los huicholes, tan presentes en Zacatecas. Estamos aquí lejos de la bicicleta, pues no tanto. La bici lleva sueños, libera energías creativas, aquí pues la bici está nadando o, mejor dicho, la bici casi nada.
Quisiera agregar que no se conoce lo suficiente las otras facetas del zacatecano. Es un gran fotógrafo y un poeta sorprendente, a mi juicio. En la misma veta que su pintura, he aquí un poema suyo en forma de pez, con título de Leonard Cohen:

LA BONITA PERCHA RUBIA DE MI DAMA

tendrá que ser un día
en bicicleta
Especialmente un jueves que empiece en bajo solo
dentro de un hotel que tenga
palmeral y perspectiva
wagons-lits interior y coche celular
y pescaditos azules circulen
por la habitación la cerradura de las puertas
encima de la cama
debajo de las cochas
después de un huracán
que ha devastado la vajilla
el florero el hielo en las bebidas
la pesada bruma azul de las ventanas
y el polvo de los libros
mientras pálidas luces
de los faros de Tulum
se prenden se apagan
se prenden se apagan
se prenden
a lo lejos
palmeral y perspectiva
wagons-lits interior y coche celular
y pescaditos azules circulen

Texto Dominique Legrand