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Como no hay tiempo que no se cumpla este 2025 Las Reinas chulas cumplen 20 años de haber tomado el relevo de uno de los momentos estelares de la sátira cabaretera en el México de nuestros días. En El Hábito, Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe hicieron época convirtiendo las noches del histórico barrio de Coyoacán en un jolgorio satírico en el que no quedaba títere con cabeza, sobre todo si el motivo de la befa era un funcionario público.

A su vez, Liliana y Jesusa reabrieron el espacio histórico en el que Salvador Novo montó por primera vez a Samuel Becket en México en un escenario de bolsillo que tenía como principal atractivo la cena que daban en La capilla, como llamó irónicamente a su sitio de recreo el poeta satírico. Corría el prehistórico año de 1954 y la clase política y empresarial le disculpaban a Novo “su excentricidad”, como llamaban entonces al homosexualismo, a cambio de sentirse cosmopolitas.

36 años después, Una actriz y una cantante y compositora abiertamente lesbianas se burlaban del presidente Salinas para abajo en parodias musicales que fueron afinando su eficacia satírica y formando cabareteras con conciencia social y artística como Ana Francis More, que salió de  las aulas de Ludwik Margules para continuar en El vicio una tradición que nace en las carpas del inicio del siglo XX como el escape de la gente de a pie ante los abusos de autoridad y las costumbres sociales dominantes.

Por definición la sátira es el arte de ridiculizar, avergonzar, humillar o desacreditar algo o alguien, y tanto Novo como el matrimonio Rodríguez f dieron ejemplo de cómo lograrlo con máxima eficacia. Las primeras reinas chulas estaban verdes cuando tomaron el relevo de sus maestras en el teatro y en la vida, pero con el tiempo y ese ganchito que hace el estudio y la diciplina Cecilia Sotres alcanzó a escribir un libro para introducir el albur en el cabaret y el colectivo finalmente logró que artistas, intelectuales, periodistas y público en general se dieran cita en El Vicio para disfrutar de la sátira al mal gobierno y socios capitalistas que lo acompañan.

Aunque sucede que la sátira es el dominio opuesto al del compromiso ideológico y político, como nos demostraron con creces los moneros en el sexenio pasado, que al no poder criticar a su mesías y su entorno se volvieron ideólogos y polemistas del poder en funciones para desastre de la televisión pública que jamás en su historia había tenido tan poca audiencia, y es que sin la sátira el satirista se vuelve una mala broma.

Así las cosas, Las reinas chulas festejan sus 20 años con una muy celebrada sátira contra Trump, Millei y Ricardo Salinas Pliego porque en el segundo piso de la Cuarta Transformación ya no hay vicio que perseguir. Solo puestos oficiales que cuidar. La sátira se cuenta sola.

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