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El arte y los fetiches
Un fetiche es, según el diccionario , un objeto de culto al que se le atribuye el poder de gobernar una parte de las cosas y de las personas. Hacia 1906, al visitar el museo de Etnografía del Trocadéro en Paris, el joven Picasso tuvo la revelación de su vocación . Lo cuenta a André Maltaux : “ todos los fetiches servían para lo mismo. Eran armas. Para ayudar a la gente a dejar de obedecer a los espíritus, a volverse independientes. Herramientas. Si les damos una forma a las herramientas, nos hacemos independientes. Los espíritus, el inconsciente ( aún no se hablaba mucho de él) , la emoción .Es lo mismo. Entendí por qué yo era pintor.”
Así, para Picasso, más allá de la teoría del arte como sublimación que esta declaración reconoce como válida, el hecho de crear formas , de añadirle algo al mundo material a través del arte, nos libera de los prejuicios, de la sumisión voluntaria, de nuestros instintos destructivos incluso. 
En este museo donde se reunían los primeros objetos de lo que luego se llamaría el arte africano, el pintor andaluz pensó que el arte , como los amuletos, las máscaras o los talismanes , era un exorcismo contra la ignorancia, un instrumento de liberación.

El poeta Guillaume Apollinaire en el taller de Picasso en 1910.

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