Skip to main content

Es evidente que la celebración de la maternidad es sobre todo una actividad comercial que le pone al amor un moño rojo de muy diversos costos. Aun así podemos aprovechar la festividad celebrando a las madres buscadoras de sus hijos perdidos que merecen el título que le puso Bertold Brecht a una de sus fabulas contra la guerra: Madre Coraje y sus hijos, la trágica historia de Anna Fierling que sobrevive la guerra europea de los 30 años traficando lo que puede con el ejército sueco y a costa de la vida de sus tres hijos que a pesar de las precauciones de su madre para tenerlos a salvo sucumben al sinsentido de la violencia.

En La Ultima Diana, Sergio Magaña subió al escenario a una mujer aún más brava que la de Brecht, porque como escribí a propósito del estreno de la obra en la ciudad de Monterrey el 13 de septiembre de 1988, la Madre Coraje del autor alemán está dispuesta casi a todo para sobrevivir, mientras que la Madre a secas de Magaña está dispuesta a todo, sin el casi. Por cierto, el estreno de Monterrey fue la versión de un grupo de teatro de Michoacán dirigida por José Solís, de la que Magaña se quejó diciendo que su tragedia era como un traje de corte muy fino que requería de un sastre de primer nivel y en cambio lo habían confeccionado en Milano, una tienda de consumo popular.

Dos años más tarde Germán Castillo haría un montaje mucho más logrado para la UNAM que tampoco complació a mi querido Sergio que rara vez salía satisfecho del montaje de sus obras. El caso es que Magaña y Brecht nos muestran la maternidad como una fuerza en sí capaz de provocar la atrocidad ajena para evitar la propia. La guerra nos dice Brecht es la forma como el poder establecido se aferra a sus privilegios a costa de la vida de su propio pueblo. La violencia en Latinoamérica nos cuenta Magaña hace que los oprimidos sean los sicarios del poder. En ambos casos la figura de la madre está en el extremo opuesto a las cabecistas blancas que tuvieron en Sara García su retrato perenne.

Las madres buscadoras de diversas regiones del país son las madre coraje de nuestro tiempo porque con todo en contra siguen buscando a sus desaparecidos. De ahí que cause vergüenza ajena la postura de los gobiernos que las descalifican, las boicotean, les mientes, las interfieren, las abruman, en dos palabras; les temen. Porque su afán nace literalmente de sus entrañas y sólo hallará reposo cuando tengan la certeza de que sus hijos están vivos o muertos. Uno pensaría que la negación de enterrar a sus muertos era cosa de la tragedia griega, pero no, es la tragedia mexicana la que desde hace ya demasiados años está desangrando a las personas mas vulnerables de nuestra desigual sociedad, de manera que por este 10 de mayo, día oficial de las madres, abracemos a las madres coraje que le dan a la maternidad el mas alto valor humano: el de la dignidad.

Acerca del autor

Leave a Reply