[Sequía]
Quiero decir ahora
que yo amo la vida,
que si me voy sin flor,
que si no he dado fruto en la sequía,
no es por falta de amor.
Quiero decir que he amado
los días de sol, las noches,
los árboles, el viento, la llovizna….
Dolores Castro de Cantares de Vela 1960
Este 12 de abril la poeta Dolores Castro habría cumplido 100 años, le faltaron dos años más de alegría e inspiración por enseñar y aprender para llegar al 2023, pero su sonrisa y sorpresa de niña se mantuvo hasta el último momento de su vida. Una semana antes de morir, ese 30 de marzo de 2022, como cada sábado desde hacia varios años, dio su taller literario que ofrecía en la Carlos Septién, un taller que por la pandemia había sido trasladado a la tecnología del zoom, que la maestra manejaba muy bien, con la ayuda de hija Lolita, y en el que ya leídos los textos de sus alumnos que los mandaban unos días antes, los iba comentando para adentrarlos en el mundo de la metáfora y la escritura poética.
Ahora la UNAM tiene también su voz en la colección Voz Viva, pues con esa energía que la caracterizaba, llegó pocos días antes de cumplir 89 años, por sus propios medios a Universum, Museo de las Ciencias, para grabar en el estudio del recinto algunos de sus poemas y formar parte de la legendaria serie que nos ha permitido escuchar, de viva voz, a los grandes escritores de México e Iberoamérica. Ella eligió los poemas que leería, y también el título que tendría su grabación que era el mismo de uno de sus poemarios: Qué es lo vivido
Qué es lo vivido.
¿Qué es lo vivido,
en qué poro ha quedado
o en qué ráfaga?
Puente a la oscuridad
o la pendiente veloz
de una sonrisa
que se apaga,
pero también calor
en medio de la sombra,
acomodo
de criaturas que buscan suavemente
su modo de dormir
mientras una ventana
se va cerrando hacia el oriente
y la luz de la tarde
se unta silenciosa.
El Canal 22 también se suma a las celebraciones para esta gran poeta que hoy cumpliría 100 años. Programas documentales y de entrevista que exploran la vida y obra de la también ensayista y catedrática, conforman la programación especial en honor de la autora de Algo le duele al aire. Programas especiales en los que la ganadora del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 habla en primera persona de su vida y obra. Así Dolores Castro. Palabras y tiempo se transmitirá este Miércoles 12 a 17:30 horas, un programa especial que presenta la entrevista realizada por el investigador Andrés Reyes a la poeta mexicana, quien conversa sobre diversos aspectos de su vida y obra, como su infancia en Zacatecas, la conformación del grupo de los Ocho Poetas Mexicanos al que ella perteneció, la figura del periodista Javier Peñalosa con quien compartió vida, así como las concepciones de la creadora en torno al quehacer poético, la denuncia social que se encuentra en sus obras y los temas pendientes de su poesía. El Promocional Dolores Castro. Palabras y tiempo, La tierra está sonando. Conversaciones con Dolores Castro se transmitirá el jueves 13 de abril, 18 horas, se trata de un largometraje realizado por estudiantes de la Universidad del Valle de México (UVM), que honra la carrera de la escritora y hace un acercamiento a su trascendencia en las letras mexicanas a través de una amena charla con la escritora, además de entrevistas con familiares, amigos y estudiosos de su obra, entre ellos su nieto Javier Peñaloza, el escritor Alejandro Toledo y el maestro Benjamín Barajas Sánchez. A lo largo del programa se hace hincapié en la importancia que representa Dolores Castro para los poetas jóvenes, su postura ante la poesía nueva y el proceso de creación literaria. Asimismo, se mencionan las claves para entender su obra, la cual se considera dotada de intuición, sensibilidad, inteligencia y honestidad. El sábado 15 de abril a las 14:45 horas, se transmitirá Dolores Castro Varela. En el aire un perfume cápsula realizada por la Universidad Autónoma de Aguascalientes que destaca la importancia de la imagen de Dolores Castro dentro de la vida cultural nacional y su difusión, y como promotora de las nuevas generaciones de poetas mexicanos. Asimismo, se da cuenta de la Cátedra Dolores Castro creada por esta institución en honor de la poeta.
Y el viernes 14 de abril, a las 18:00 horas podremos ver de manera virtual a niñas y niños que leerán sus versos con de manera virtual, a través de las cuentas de facebook de la Coordinación Nacional de Literatura y el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia. Así Nina Beck de 11 años leerá el poema Fluir escrito por Dolores Castro en 1997; Alexa Beck de 7 años qué nos dirá los versos de El huitzi escrito en 2010; Rodrigo Nieto Cruz de 8 años dirá el poema Fugas escrito en 2003; Hugo Adrián Nieto Cruz de 7 años participará con Luz compuesto por la poeta en 1960 y Fernanda Martínez Nava de 14 años dedicará su lectura a Recóndita de 2004. Con un homenaje simbólico el INBAL, en tiempos de poco presupuesto para la cultura, recordará a una de las poetas más entrañables de México, maestra y formadora de varias generaciones de escritores, que siempre mantuvo palpitante su capacidad de asombro de una niña que supo contemplar el mundo, y en su vida adulta combinar su gentileza y su maestría de encantar, para acércanos al milagro y la belleza que es la poesía.
Dolores Castro nació en Aguascalientes el 12 de abril de 1923, a los 40 días viajó con sus padres a Zacatecas donde creció escuchando los relatos de la Revolución, luego entró en contacto con la literatura a través de los cuentos de Hans Cristian Andersen que su padre le leía en voz alta. Fue través de la contemplación que adquirió el conocimiento.
Llegó a la ciudad de México a los 9 años, y empezó a escribir. En tercero de secundaria conoció a Rosario Castellanos y ahí nació una gran amistad. Ambas ingresaron a la UNAM, en un tiempo donde no era común ver a las mujeres en las Universidades. Primero estudiaron leyes, y marcadas por la pasión por la literatura ingresaron a la Facultad de Filosofía y Letras en Mascarones para formarse en literatura española. Allí estaban Augusto Monterroso, Ernesto Cardenal, Ramón Xirau, Jaime Sabines, Emilio Carballido, Luisa Josefina Hernández, Luis Rius, Margarita Michelena y Juan Rulfo entre otros escritores.
Publicó sus primeros poemas en la revista América dirigida por Efrén Hernández y Marco Antonio Millán. Formó parte del grupo Ocho Poetas Mexicanos, reunidos en una antología publicada por Alfonso Méndez Plancarte en la que también estaban Alejandro Avilés, Rosario Castellanos y Javier Peñalosa Calderón, con quien se casó y desde ese momento fue además esposa, madre, ama de casa, e incansablemente trabajadora.
La sangre derramada.
Al borde del camino
lo encontramos
el mismo pantalón, la blusa blanca:
sobre su espalda
amapola de sangre.
Llaman de gracia al tiro
que enmudeció su boca,
ahogó su amor
y me dejó baldada.
El estallido
de aquel tiro de gracia
aún retumba
y aúlla en el aire, aúlla.
Su primer libro El corazón transfigurado, apareció en 1949. En 1951 viajó a España con Rosario Castellanos y cuando regresó a México se dedicó a trabajar en temas relacionados con las letras, en la radio, en revistas y en la impartición de talleres literarios.
A su obra le siguieron una veintena de libros de poesía como Cantares de vela, Soles o Qué es lo vivido; ensayos como Dimensión de la lengua y su función creativa, emotiva y esencial; y la novela La ciudad y el viento (publicada en 1962) una obra en la que está los recuerdos de su infancia en Zacatecas, que empezó a escribir en 1954, tras su matrimonio con Peñalosa con quien procreó, siete hijos, que le han dado 13 nietos y varios algunos bisnietos. Contaba que ella y su marido jugaba carreras a ver quién nacía primero: un hijo o un libro.
Tras la muerte de su marido, Dolores Castro, tuvo que trabajar para sacar adelante a su familia. Fue fundadora de Radio UNAM y colaboró en Difusión Cultural de la Universidad. Fue jefa de redacción en la revista Poesía de América. Condujo el programa Poetas de México en el Canal 11. Y fue maestra fundadora de la ENEP Acatlán, recuerda que desde niña jugaba a la escuelita, y seguramente por eso su vocación por compartir con otros la literatura a través del magisterio no ha menguado. Ha dado clases en la Escuela de Escritores de la SOGEM, el INBA, la Universidad Iberoamericana y en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García en dónde cada sábado continua dando un taller de poesía, ahora a través de zoom sigue generando universos literarios. En 2010 el FCE editó su obra hasta entonces publicada en la antología: Viento quebrado. En 2014, cumplidos los 91 años recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la rama de literatura; ya antes había recibido otros Premios. Su nombre da título a dos premios de poesía, uno que otorga el estado de Tlaxcala con la Secretaria de Cultura, y otro, el Premio Dolores Castro de Narrativa y Poesía Escrita por Mujeres que otorga Aguascalientes.
En 2015 publicó: Algo le duele al aire, un retrato poético del México de la inseguridad, la violencia y el narcotráfico, donde día a día, cada que respiramos, algo le duele al aire: algo que va más allá del reclamo, algo que es más bien la interioridad del hombre.
Algo le duele al aire.
Algo le duele al aire,
del aroma al hedor.
Algo le duele
cuando arrastra, alborota
del herido la carne,
la sangre derramada,
el polvo vuelto al polvo
de los huesos.
Cómo sopla y aúlla,
como que canta
pero algo le duele.
Algo le duele al aire
entre las altas frondas
de los árboles altos.
Cuando doliente aún
entra por las rendijas
de mi ventana,
de cuanto él se duele
algo me duele a mí,
algo me duele.
Dolores Castro fue una de las poetas más importantes de este país, su aporte a la poesía fue y es enorme; sin usar la agresión o la violencia fue una de las primeras feminista de México hace más de 70 años, su obra nunca quiso ser de «genero», pero sí con el sello de la vida de una mujer, que nos obliga a sentir la realidad.
Su poesía es inteligencia, palabra y canto. Sus lectores fueron y son fieles ante una mujer que decía: “Dios me dio una gran capacidad para querer a los demás”.
Dolores Castro nunca fue una mujer triste a pesar de las adversidades que le presentó la vida… cuándo se le pregunta si era una mujer feliz, ella respondía con una sonrisa iluminada—Mira me da vergüenza decirlo, pero si, soy una persona feliz. Y La mayor parte de mi felicidad, se la debo a la literatura.”
Reflejos.
Bullir, palabra antigua como mi recuerdo.
Búllete, decía la madre de mi madre, mujer traslúcida
y bullente como el hervor del agua.
Esa palabra del español antiguo
parecía elevarse, fluir en el espacio
de la niña
que observa como vuelan las moscas
en vez de acomedirse
a servir.
El vuelo de las moscas,
el vuelo de las niñas, con espacio más amplio pero sin alas, huye por los aromas,
intenta no caerse del nido
y elevarse
mientras escucha,
o se contempla
en el charquito que dejó la lluvia
en el patio.
¡Búllete, niña, acomídete, búllete.
No te quedes allí!.
¿Bullirse, o reflejar el torrente del mundo?