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Con dos instalaciones: MODISTAS, MAGAS Y ESCULTORAS e INDUMENTUM la artista muestra su pasión por los atuendos, los materiales y su elaboración en la alta costura, confeccionados de 1905 hasta nuestros días.

Las muestras se inauguran este 19 de enero a las 20:30 horas en el Museo de la Ciudad de Mérida, una invitación para reflexionar sobre las épocas y las modas en la vestimenta de 290 piezas que podrán visitarse

Elena Martínez Bolio (1956, Mérida, Yucatán) es una artista, artesana, escritora y activista que nació entre madera, textiles y  tejidos. Su madre era tejedora y anticuaria, su padre tenía una pequeña fábrica de muebles, su abuela hacía lencería para las novias y su tía predilecta, María, confeccionaba ropa infantil. Ella desde muy joven comenzó a diseñarse sus propios atuendos. Desde entonces ha ido hilando una colección de prendas como un instrumento de su arte que, a veces utiliza como protesta no para recriminar sino para empatizar un mundo entretejido entre hombres y mujeres con actos de bondad.

Ahora con su exposición MODISTAS, MAGAS Y ESCULTORAS hace un homenaje a doce mujeres yucatecas que trabajaban en la alta costura, confeccionan, tomaban medidas, recomendaban la tela, esculpían el textil acomodándolo al cuerpo, y eran un cómplice que lograban que uno se reconciliase con su físico haciéndolo lucir y sobresaltar los secretos; se convertían en confidentes y amigas. Modistas que cerraron los ojos a la vida pero abrieron la mirada a las dimensiones de la vestimenta y el mínimo detalle.

Su otra muestra, INDUMENTUM será un recorrido desde 1905 hasta la actualidad para mostrarnos la historia de la moda y las épocas, cómo han cambiado los cuerpos; los acabados y materiales que se usaron desde las fibras, las sedas, los encajes, hasta el poliéster o el nailon; aquí hay piezas de su colección y otras que le fueron prestadas para ser exhibidas por su valor histórico, “no se trata de ir a ver algo bonito si no de reflexionar el por qué de cada indumentaria”, afirma esta creadora con más de 50 años dedicada a este arte.

Ambas muestras son también instalaciones de su curaduría y abrirán al público el próximo viernes 19 de enero en el marco del Mérida Fest; estarán en el edificio del Museo de la Ciudad de Mérida, la inauguración será a las 20:30 horas. Las exposiciones podrán visitarse hasta julio del 2024, por lo que Martínez Bolio ha preparado performances y charlas que se presentarán durante el tiempo que duren ambas muestras.

Las exhibiciones contendrán también cuadros intervenidos con aplicaciones y bordados de sus familiares, amigos o mujeres textileras con las que ha trabajado; accesorios, crinolinas, corsés, juguetes, zapatos, guantes, bolsos, velos; piezas tejidas en hilo de plata. Obras únicas, que por su delicadeza, algunas estarán guardadas en vitrinas pues ya no resisten ser lavadas o planchadas.

En la muestra se exhibirán, entre otros trabajos, el terno de boda de su nana; el vestido de boda de la bisabuela de Alejandra Díaz de Cossío, que data de 1905; el vestido de boda la abuela de su amiga Sylvia Saldaña, que se casó en plena guerra de castas; un vestido de Christian Dior de los años cincuentas, hasta prendas adquiridas en mercados de pulgas.

Todos las piezas tendrán una ficha con la historia de la vestimenta, la modista que la confeccionó, a quién perteneció, el año de su creación y los materiales que se utilizaron. Se trata de 290 piezas (170 en INDUMENTUM 170 y 120 en MODISTAS, MAGAS Y ESCULTORAS) con las que su creadora busca que cada visitante se tome su tiempo para mirar con calma y reflexionar en torno a cada obra pues, por la museografía, entrará al mundo en el que fueron creadas.

“Las exposiciones están llenas de piezas valiosas que fueron logradas puntada tras puntada; son obras de enorme belleza que sobrevivieron a las manos que las concibieron.  Y son también una reflexión sobre de qué tipo de costura e hilos estaba hecha la pieza para una determinada persona; vestimentas que eran motivo de disfrute, ceremonia ritual, un júbilo que ahora parece extinguido ante la tecnología, la rapidez y el consumo con que se confecciona y maquila la ropa”, advierte.

Satisfecha por los años de trabajo dedicados a explicar y reflexionar por qué  vestir piezas únicas es un valor cultural, advierte: “Nacemos y nos preparan una cuna, un pañal; las telas nos acompaña en ceremonias y sacramentos desde un ropón para el bautizo, la primera comunión, la graduación, el matrimonio, las fiestas especiales; pero también nos amortajan en un manto cuando morimos; las indumentarias están presentes y son fundamentales en toda nuestra vida”.

Con las prendas que Elena Martínez Bolio ha coleccionado en más de 50 años, pensaba hacer un museo, pero la dificultad que esto conlleva en un clima húmedo como el de Mérida, la hizo desistir de la idea: “Antes de que me deshaga de todo lo quiero mostrar, compartir con la gente y reflexionar con ellos sobre estas obras que tiene tanto de diseño como si fueran una pieza de arquitectura”, dice.

No deja de tirar el cordel y lanza su deseo: “Podría donar mi acervo a quien esté interesado en hacer un museo Indumentum en Mérida o en otra región de México”.

“Me esforcé para que mi trabajo de tantos años pudiera llegar a los museos y lo he logrado: un hilo, un bordado, un retazo de tela, el trabajo domiciliado; el textil como nuestra piel, el ajuar como una herramienta poderosa, están ya en nuestro acervo cultural”, dice esta artista que en 2007 pudo exhibir su trabajo ya en una galería, fue obra bordada en lienzos que logró vender toda.

Desde entonces Martínez Bolio se hila y deshila a sí misma en cada obra y no ha dejado de exponer en México y el extranjero. En el 2022 presentó con gran resonancia en el Museo de El Carmen de la Ciudad de México su exposición «Una larga hebra». Es autora del libro Retrospectiva de una aguja. Elena Martínez Bolio es una artista versátil, multidisciplinaria y comprometida con su tiempo y su condición de mujer para quien lo hilos representan un compromiso social, un trabajo que podremos ver en ambas muestras en el primer piso del Museo de la Ciudad de Mérida, calle 56, número 529, Centro. La entrada es libre.

 

 

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