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La Compañía Nacional de Teatro estrena en  Hotel Nirvana, obra inédita de Juan Villoro donde crea una especie de “última cena psicodélica” basada en las vivencias del psicólogo Timothy Leary durante su estancia en México.

Bajo la dirección de Antonio Castro, la puesta en escena es parte de los festejos por los 30 años del CENART y estará en el Teatro de las Artes, del 4 al 21 de abril, como parte del ciclo Primavera Escénica.

Entre 1962 y 1963, México ostentó un título del que poco se habla y que, incluso en su tiempo, apenas llegó a estar en el radar de unos cuantos iniciados: «Sede mundial de la expansión de la conciencia». Periodo en el que el psicólogo estadounidense Timothy Leary (1920-1996), uno de los investigadores pioneros y defensores del uso del LSD y otras drogas psicoactivas, estableció en el Hotel Catalina, en Zihuatanejo, Guerrero, un retiro para la experimentación psicodélica y la apertura de las «puertas de la percepción».

Esta puesta en escena se inspira en los veranos que Timothy Leary, denominado “el gran profeta del LSD”, pasó en Zihuatanejo: época en que México llegó a ser conocido como “la sede mundial de la expansión de la conciencia”. Leary psicólogo y profesor de la Universidad de Harvard, estaba convencido de que el LSD podía ser terapéutico a través de su uso regular y de que, a diferencia de otras drogas, no causaba adicción, Leary realizó una serie de estudios que culminaron en polémica y llevaron a su eventual despido.

Una puesta en escena, bajo la dirección de Antonio Castro, que reúne a once personas, de procedencias y personalidades variadas, que se reúnen en un hotel ubicado en Zihuatanejo, Guerrero, al cual Tom –el líder espiritual del grupo–, rebautiza como “Hotel Nirvana”. Ahí intercambian ideas y experimentan (de forma reminiscente a una “última cena psicodélica”) con una droga llamada logos, la cual afecta la región del cerebro destinada al lenguaje.

Timothy Leary se refugió en México, donde organizó una serie de reuniones destinadas a continuar experimentando con esta droga que, a su parecer, otorgaba a las personas un “grado superior de entendimiento del mundo”.

Durante dos horas, el público verá la transformación de los personajes, un hippie, una chica cuya familia le paga todo y un antropólogo escéptico, por ejemplo

Juan Villoro, autor de la obra, dijo en conferencia de prensa que por motivos teatrales, los personajes no han decidido experimentar con LSD, pues sus efectos,  eran poco interesantes sobre un escenario.

«Eso es muy poco teatral, porque serían 11 personas pachecas en escena, totalmente pasmadas, sin que les pase nada, entonces había que inventar una droga mega teatral, ¿y qué droga es más teatral que el lenguaje? El lenguaje nos transforma, el lenguaje nos intoxica, el lenguaje, lo dice Platón en uno de sus Diálogos, es ‘veneno y medicina’, nos curamos con el lenguaje y nos envenenamos con el lenguaje», reflexionó.

“Creé otro tipo de experimento en donde la droga tiene que ver con el lenguaje. Donde el lenguaje, por momentos, tiene un esclarecimiento insólito y, por momentos, es simplemente una intoxicación”.

«Así se convirtió México en la sede mundial de la expansión de la conciencia. Vinieron muchas gentes, entre otros, por ejemplo, Carlos Castaneda, el célebre autor de Las enseñanzas de Don Juan, y también agentes de la CIA, porque la agencia de inteligencia norteamericana siempre ha estado muy atenta a las nuevas transformaciones culturales y al uso de los estupefacientes, muchas veces con fines de interrogatorio», apuntó.

El primer contacto de Timothy Leary con los psicoactivos, explicó Villoro, ocurrió en México gracias al escritor Aldous Huxley, quien lo introdujo a especies endémicas como el peyote y los hongos alucinógenos. Gracias a ello, logró ver el potencial completo del momento por el que México atravesó en los años 60, y se lo hizo saber al Gobierno.

«Acuñó una frase, que está en la obra, que es la siguiente: ‘México puede ser la Suiza psicodélica’. Suiza es el gran paraíso de las farmacias del mundo, toda la industria farmacéutica tiene su sede en Suiza, es un negocio extraordinario, la salud depende de los laboratorios suizos. Y él dijo: ‘la salud mental puede depender de México; México puede ser esta sede de la expansión de la conciencia controlada, regulada y sin peligro».

«Desde entonces Leary  advirtió para lo que estamos viviendo hoy en día y de ahí lo acucioso, lo urgente, para mí, de esta obra;: ‘Si ustedes no le entran al control regulado cultural de las drogas, lo van a dejar en manos de otras personas, porque la caja de Pandora ya se abrió, esto es muy atractivo, y si ustedes no lo regulan, todo va a quedar en manos del narcotráfico; escojan: la conciencia o el narcotráfico’, sentenció el escritor mexicano.

Villoro recordó que el psiquiatra Juan Ramón de la Fuente ha dicho que el consumo de drogas debe entenderse como un tema de salud pública, “pero ha planteado también que, debido a la violencia, México vive en estado de estrés postraumático. Las guerras producen traumas, crisis de conciencia, separaciones emocionales, desafecciones entre las personas, lo cual tenemos que trabajar a nivel social. La llamada guerra contra el narcotráfico que es, en realidad, una guerra por el control de las drogas, nos ha alterado en las últimas décadas. Merecemos una salud pública diferente a la que hemos tenido hasta ahora”, expuso.

La música de rock, la contracultura, la moda y la estética que transportan a los años de los festivales de Woodstock y de Avándaro permean esta puesta en escena en la que, a su vez, se exploran temas tan actuales como la percepción que la sociedad tiene de las drogas; el uso que les han dado y el conocimiento milenario que poseen de éstas los pueblos originarios; la relación de México con Estados Unidos; el crimen organizado; y nuestra capacidad de imaginar nuevas utopías.

“Hay algo del grito libertario de los sesenta que a mí me parece que es muy pertinente ahora y, si no podemos recurrir a las herramientas del pensamiento utópico, entonces ¿cómo vamos a cambiar el mundo?” expresa el director de la obra, Antonio Castro.

El reparto se encuentra conformado por las y los integrantes del elenco estable de la Compañia Nacional de Teatro: Arturo Beristain, Fernando Bueno, Armando Comonfort, Miguel Cooper, Jorge León, Irene Repeto, Antonio Rojas, Marissa Saavedra, Amanda Schmelz, Fernando Sakanassi y Mariana Villaseñor.

El diseño de escenografía es de Ingrid SAC, el de iluminación de Víctor Zapatero, y el de vestuario de Edyta Rzewuska; el diseño multimedia de Miriam Romero; con música original de Mariano y Diego Herrera, diseño sonoro de Yurief Nieves, peluquería y peinados de Maricela Estrada y coreografía de Andrea Chirinos.

Hotel Nirvana tendrá una temporada en el Teatro de las Artes del Cenart, enmarcada en el ciclo Primavera Escénica. Las funciones serán del 4 al 21 de abril, los jueves, viernes y sábados, a las 19:00 h; y domingos, a las 18:00 h. La entrada tiene un costo de $150 pesos y es apta para mayores de 15 años.

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