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Como toda proeza cultural la Muestra Nacional de Teatro tiene principio, desarrollo y cambio de objetivos porque ya va para su celebración número 44.

Los jóvenes que compartirán del 7 al 16 de noviembre en la ciudad de la Paz, Baja California Sur, la reunión anual de la República del Teatro, acaso se asombren al saber que la Muestra nació para que los parientes pobres de las provincias mostraran sus afanes artísticos en la gran capital del país, patrocinada por Cigarrera la Moderna que repartía paquetes de humo en la sala desierta donde se presentaban las obras de los grupos estatales. Soy testigo de que a la gente de teatro y al público de la ciudad de México le importó un rábano la temporada que se dio en algún destartalado teatro del INBAL, y por ello la Muestra se fue a provincia donde encontró su sentido y su porvenir.

 José Solé y Ramiro Osorio son dos hombres claves para agregar que gracias a las muestras de Morelia y Xalapa en los años 1983 y 1984 respectivamente, el teatro de los estados comenzó una trasformación que hace posible el teatro que se verá en los 17 escenarios habilitados en La Paz este año. Antes de Morelia y Xalapa el teatro fuera de la ciudad de México era costumbrista, ilustrativo, literario, salvo algunos intentos de modernidad que ocurrieron en Monterrey, Xalapa y Mérida. La primera Muestra de Monterrey fue en 1986 aunque a partir de 1988 la ciudad fue la sede permanente de la Muestra por 10 años, por los empeños de Luis Martín.

Actualmente ya nadie llega a la Muestra sólo con su ignorancia sobre el teatro del mundo porque la virtualidad nos permite estar al día al respecto, de manera que los cómicos de hoy no pueden atesorar la conmoción que les causó a sus padres dramáticos estar ante la aurora boreal del teatro que ellos querían hacer, pero no sabían cómo. Era el teatro de Margules, de Mendoza, de Gurrola, de julio y Germán Castillo, acaso el de Marta Luna porque eso sí, los machos dominaban la escena y los directores podían insultar a sus actores sin consecuencia alguna.

 Del 2000 a la fecha la Muestra ha cambiado formatos, convocatorias, propósitos, direcciones artísticas, pero la esencia de su misión sigue siendo la de Morelia-Xalapa-Monterrey: Construir una comunidad teatral, como dice el lema del Espacio Abierto  que desde hace algunos años es donde se reúnen, al filo de la media noche, los cómicos que quieren palabrear sus afanes sin moderador ni otra restricción que no sea la rechifla de sus iguales. Aunque el propósito final de esa tribuna libre sea agarrar jale, digo, qué caso tiene engañar a nadie.

 Yo no creo que todo tiempo pasado sea mejor, pero por definición es un tiempo fundacional porque sólo en el ayer está el hoy. La virtualidad está borrando el origen de las cosas para el impresionante volumen de gente que desconoce quiénes fueron los griegos y los toltecas. El mejor teatro de todos los tiempos occidentales no es el que ignora la tradición sino el que honra su memoria actualizándola. No saber en el teatro quienes fueron los griegos y los toltecas sólo puede producir un teatro líquido que acaso nos entretenga en la butaca, pero no en la vida.

 Para terminar con la Muestra debo decir que luego de dudar públicamente en este espacio de la capacidad de Claudia Icaza como secretaria federal de cultura, advierto que en su corto periodo en el cargo ha mostrado capacidad de diálogo y de atención a los problemas centrales de su obligación, que no es, para decirlo con ella, con la comunidad cultural porque la vieja comunidad hegemónica se ha convertido en comunidades. Plural. Es alentador que el funcionario que cumple la política cultural del gobierno esté al tanto de la complejidad del sistema. Por eso agrego que una de las virtudes políticas de la MNT es que desde que el escritor Saúl Juárez fue director del INBAL la organización de la Muestra ha estado en manos de la gente de teatro.

En este marco, el que Haydeé Boeto sea subdirectora general del INBAL y Luis Mario Moncada responsable de la Coordinación nacional de Teatro del mismo instituto, es un alivio en la medida que llegan a esos puestos gente capaz, preparada y comprometida con su función pública. Pero medio siglo de registrar en el papel y la memoria el origen, el desarrollo, el ascenso y la caída del aparato cultural mexicano, me llevan a la conclusión de que sólo un cambio radical podría darle su lugar a la creación artística porque los únicos que están fuera del sistema laboral y de seguridad social de las instituciones culturales del estado mexicano son los creadores, siendo ellos el motivo, la razón, el sentido de la cultura institucional. Por cierto, me parece estupendo el nombramiento de Nadia López García como coordinadora nacional de literatura porque es una de las poetas del porvenir.

 En fin, como dice mi maestro Nicolás Núñez, tal vez ustedes no estén al pendiente, pero en este instante el mundo está dando vueltas en el espacio a una velocidad vertiginosa, impresionante. Muévanse con ella.

 

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